Crédito: Federico Kampf
Su estilo de arte acádemico es reconocido a escala internacional, dejando en alto el nombre de México. Actualmente realiza el mural holográfico más grande del mundo.
Federico Kampf (Tepotzotlán, 1981) siempre pensó que se dedicaría a ejercer filosofía o derecho; pero nunca imaginó que la vida lo llevaría a estar al lado de las artes visuales.
Durante sus 15 años de carrera, el destacado mexicano ha mantenido la línea de honrar a las técnicas ancestrales del fresco, el temple y el encausto. Ahora, una misión que tiene es rescatarlas y enseñarlas en Dubái.
“Es la lucha diaria, acá no hay nada de esto. Enseñarles que han estado toda la humanidad y que ya nadie las usa”, menciona en videollamada para Máspormás. A parte de ello, nos cuenta sobre los proyectos que actualmente tiene contemplados. He aquí sus respuestas.
¿Cuál fue la obra con la que participaste en la feria World Art Dubai, que se llevó a cabo del 9 al 12 de marzo?
Se llama “La última cena” o “El nuevo orden”. Es una obra que se irá a un museo en Barcelona y va a estar rolándose por varios lugares. Es una reinvención padrísima que me fui encontrando por accidente, porque es una escena de niños en una cena de una alberca.
Desde el principio, planteé hacer una “última cena”, la obra me fue diciendo —porque la obra siempre es un diálogo— que era así. Pero, a partir de la mitad la fui armando y acabó siendo una crítica social y filosófica hacia un contexto del nuevo orden; es decir, cómo se han cambiado los puntos de vista. Antes había una mirada sagrada a Dios y ahora es a la tecnología.
¿Qué aportación especial tendrás en la próxima edición del festival de Cannes?
Me invitaron como honorario a una bienal de arte que se realizará en el marco del festival de cine de Cannes, lo cual me hace sentir súper contento. Estudié cine y he hecho cine; siempre fue mi sueño venir a Cannes y ahora resulta que voy como artista visual. Está muy padre, es el 17 o 18 de mayo, toda la semana. Es con una galería austriaca.
Se hizo la primera bienal Federico Kampf en la Ciudad de México. Y bueno, ya se está preparando la segunda, ¿qué adelanto nos puedes dar?
La primera fue bastante complicada por su creación. Eran muchos objetivos, muchas metas, entre ellas, que se inscribieran artistas. Tuvimos la fortuna de que fueran 192, lo cual es un número bastante bueno y lo cual hace difícil la segunda, porque tenemos que partir de ese número. Si es menos, en algo fallamos.
Fueron muchos retos. El día de la inauguración, un sindicato tomó el MUNAL (Museo Nacional de Arte) y no la pudimos llevar a cabo. Yo estoy contento, ha sido mucho esfuerzo técnico, humano, económico; a parte, no es con apoyo del Gobierno, es con dinero propio.
Es un acto de amor y de compartir para mí. Esto tiene varios objetivos: que el gremio se fortalezca, que se dignifique y que nos juntemos. Algunos seleccionados van a venir para acá o Europa; es un poco eso, generar movimiento, que es también lo que estoy haciendo en Dubái, generando una especie de pequeño movimiento con los artistas residentes de acá, de todo el mundo. Estamos muy contentos, ya estamos preparando la segunda. En septiembre, me parece, sale la convocatoria.
Ahora estás en Dubái por lo del mural, ¿pero te gustaría quedarte o piensas regresar a México?
Aquí están saliendo muchas cosas: antes, mediante y con el mural; ya terminado, van a salir más cosas. Medio Oriente está muy cohesionado, está en plena efervescencia. Sí hay planes de quedarme por acá varios años, pero me gustaría campechanearlo. Estar tres meses en Europa, que tengo mucho trabajo allá, en Milán, Roma, Barcelona. Después tres meses en México y el resto acá.
Mural único en su tipo
De acuerdo con Kampf, el mural holográfico es de 300 metros cuadrados y estará inaugurado el próximo año. Incluye temas de conciencia, de sufismo islámico, de la consciencia del otro y de la migración. “Es una obra arquitectónica, porque se hacen los ensambles de los paneles para que funcione. Es hacer primero la estructura, los recortes y esto a grandes dimensiones; requiero de un equipo de arquitectos, ingenieros y pintores. El mural académico es con pincel, sea el tamaño que sea”, concluye.
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