Muchos creen que Fernando Delgadillo nació en Naucalpan, pero lo cierto es que, después de 30 años de carrera, él sigue parando la pregunta en seco y responde orgulloso que sí ha vivido ahí la mayor parte de su vida pero que nació en la colonia Condesa.
Con la ciudad no se lleva muy bien, dice que “prefiere estar en sus habitaciones”, en la casa que construyó junto con la última mujer con la que vivió. Sale sólo al aeropuerto, a la estación de camiones y al supermercado porque “hay que hacer el mandado”. ¿Quién lo pensaría?, un Fernando Delgadillo de actitud parca frente a un tema recurrente en sus canciones: lo cotidiano de la vida.
Este miércoles el condés, que no condechi, se presenta en el Auditorio Nacional junto a otros dos grandes de la trova internacional: Pablo Milanés y Óscar Chávez en un concierto llamado “De poeta a poeta” cuya entrada es a beneficio. Sobre los duetos todavía se especula si habrá alguno, pero lo que sí se sabe es que tocarán acompañados de dos orquestas: la filarmónica y la de minería, con las que Fernando tendrá la experiencia por primera vez. Mientras, espera que “El Pablo” y “El Óscar”, como les llama, ya estén listos para la tercera llamada mañana a las 20:30 h.
Con 30 años de carrera es natural pensarlo así, Milanés y Chávez son garantía, pero qué hay de la trova joven, ¿a quién de esta generación admira? “Me gusta el trabajo de Mauricio Díaz, el Alejandro Filio luego se anda aventando unas buenas, el Miguel Inzunza también tiene buen material”.
Delgadillo dice que la trova sigue siendo un género indispensable para cuestionar la vida, lo social y lo afectivo; “mis 30 años de carrera son una serie de incidentes, de trabajando independiente. Apenas este año voy a grabar un disco recopilatorio porque el problema de esta independencia es que mis discos no lle- gan al extranjero. Vamos a ver qué resulta”.