Por mucho tiempo el cruce de Paseo de la Reforma y las avenidas Juárez y Bucareli ha sido el principal acceso al Zócalo capitalino, lo mismo para peatones y automovilistas que en la ruta de los desfiles y las manifestaciones cotidianas.
Este punto es conocido como la glorieta del Caballito, ya que en el centro estuvo la estatua ecuestre del rey Carlos IV de España entre 1852 y 1979; desde ahí fue testigo del crecimiento y las transformaciones de la capital, el inicio y el fin del Porfiriato y las primeras expresiones de la modernidad, como el tranvía y el automóvil. Hoy esta famosa obra de Manuel Tolsá está frente al Palacio de Minería, en Tacuba.
Para reemplazarla, en 1992 se colocó del lado noreste la Cabeza de caballo de Sebastián, una escultura amarilla que también sirve para cubrir una lumbrera del drenaje profundo. La explanada triangular nació con la ampliación de Reforma hacia el norte en 1964; anteriormente, en el mismo lugar se encontraba el pequeño Teatro Caballito, donde el público disfrutó las obras de dramaturgos y poetas como Octavio Paz, además de una residencia que perteneció a la familia Limantour y se convirtió en la embajada de los Estados Unidos. A un costado era posible visitar el Hotel St. Francis, que más tarde fue la sede del Partido Acción Nacional, y la vieja Secretaría de Relaciones Exteriores. Desde 1988, la Torre del Caballito domina este ángulo de la glorieta.
Aunque su presencia se ha opacado con el paso de los años, en la acera opuesta aún destaca la Torre Prisma, edificio de oficinas planeado por Ramón Torres, David Muñoz y Sergio Santa Cruz en 1971, con su característica figura geométrica en la planta baja. En el camino hay que apreciar los detalles de cantera en la fachada de la construcción vecina, marcada con el número 97 de Juárez y concluida en 1948 para la compañía de seguros La Comercial.
Este cuadrante también llevó el mote de Esquina de la Información, por ser el hogar de los diarios más longevos de la ciudad, El Universal y Excélsior. En 1921, el primero erigió su nueva casa editorial en Bucareli 8, entonces llamada “la Catedral de la Prensa”; como dato curioso, en la azotea se filmaron varias escenas de la película Días de Otoño, de 1962. El segundo periódico llegó en 1922 y se instaló justo enfrente, en un inmueble diseñado por el arquitecto Silvio Contri; poco después se extendió al de Reforma 18, fue propiedad del Partido Revolucionario Institucional. En el sitio que hasta hace unos días ocupó Excélsior no queda ninguna huella de su interesante pasado.
En el siglo XIX aquí estuvo la alberca Blasio, parte de un conjunto de balnearios que se establecieron en esta zona de la actual colonia Juárez. Para los albores del XX, la alberca ya había sido reemplazada por un parque de diversiones donde funcionó una de las primeras montañas rusas de la ciudad, que ahora sólo vive en algunas postales. Y en la década de los treinta, la esquina de Reforma y Bucareli todavía albergaba varios locales comerciales con negocios muy diversos; en uno de ellos abrió sus puertas el cabaret Montparnasse, que gozó de cierta fama hasta su clausura en diciembre de 1933.
El símbolo del rumbo es el edificio El Moro de la Lotería Nacional, es un antiguo rascacielos que posee una arquitectura estilo art déco que fue inaugurado en noviembre de 1946.
(Fotos: Lulú Urdapilleta)