Todas las noches cientos de bailadores se reúnen en este emblemático salón para dar muestra de sus habilidades en el baile.
El Salón Tropicana, mejor conocido como la “Catedral de la Salsa y la Rumba”, es uno de los salones de baile más tradicionales de la Ciudad de México. Ubicado en la Plaza Garibaldi (lugar del mariachi y los buenos tragos), el Tropicana destaca porque a él, la gente no va a llorar o corear las canciones de José Alfredo, a este templo del baile llegan para dar muestra de sus mejores pasos al ritmo de la música guapachosa.
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Este salón fue fundado en 1983, época de auge para la música tropical, en ese entonces, los rumberos de corazón adoptaron al Tropicana como el favorita para ir a echarse una buena bailada, al ritmo de la música de Oscar de León, Héctor Lavoe, Damaso Pérez Prado, Rigo Tovar y Chico Che, por mencionar solo algunas de las personalidades que se presentaron abarrotando el lugar.
A la par, el Tropicana también sirvió como escenario para filmar más de 15 películas, de un nuevo género al que la gente bautizó como “cine de ficheras”. Por sus pasillos y pista desfilaron muchas figuras de la época, como Rosy Mendoza, Leen May, Charlie Valentino, Alberto Rojas el “Caballo” y Alfonso Zayas; seguidos de una gran lista de actores y actrices.
Salón Tropicana
Actualmente sigue abierto de par en par, adaptándose a nuevos géneros sin dejar de lado el sabor de la música tropical, lo que hace al Salón Tropicana un sitio único en su tipo. Pero conozcamos más de su folclor en voz de las personas que hacen posible que siga vivo a pesar de los cambios de época, ritmos musicales y de las exigencias del público.
Toda la vida en el Tropicana
Son alrededor de las 10 de la noche, los asistentes empiezan a entrar al Salón Tropicana; llegan en grupos, parejas y los más aventados lo hacen solos. Algunos se dan el tiempo para saludar a un caballero que atento en la puerta se queda mirando su llegada como si ya los esperara, es Raziel González, gerente de relaciones públicas del lugar.
Raziel refiere que comenzó a trabajar en el Tropicana hace aproximadamente 30 años, cuando la música alegre estaba en su mero apogeo, “el salón lleva el sobrenombre de la catedral de la salsa y la rumba, porque aquí se presentaron los grandes artistas del momento como Óscar de León, quien escogió este lugar para cantar por primera vez en la Ciudad de México, así mismo Damaso Pérez Prado, el “Rey del mambo”, hizo aquí su última temporada antes de morir”, comenta sin descuidar la entrada.
Además, dice que este trabajo le ha dado la oportunidad de conocer algunos personajes chilangos, ” aquí viene gente de todo, desde muy humilde, hasta con mucho dinero, es muy interesante conocer ambas caras de la moneda”, asegura y agrega lo siguiente: “hemos tenido de todo, alguna vez vino Arturo Pérez-Reverte y lo mencionó en uno de sus libros”.
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Pero no solo personalidades del mundo intelectual o del medio del espectáculo se han dado cita aquí, ya que Raziel comenta que uno de los clientes fieles al Tropicana es Arturo Ayala Plascencia, alias el “Tirantes”, personaje en el que Héctor Suárez se inspiró para hacer una versión en la película Lagunilla mi Barrio.
Pero lo que más le gusta a Raziel son las parejas que se forman en este lugar, y recordó la vez que una pareja de la iglesia se trasladó a celebrar al Tropicana, “no tenían para pagar una fiesta y se vinieron aquí con sus familiares para celebrar, me da gusto poder darle una alegría a las personas”, platica mientras estrecha afectuosamente la mano de un entacuchado asistente.
Al ritmo de los sones
Desde hace más de 20 años, Victor Luna García es uno de los encargados de poner el ambiente del Salón Tropicana, “soy el pianista y el director del la orquesta Súper Lacer, me gusta ver cómo la gente disfruta de mi trabajo”, dice mientras prepara lo necesario para empezar a tocar.
Comenta que sus repertorio de canciones es muy amplio, sin embargo una de las canciones más solicitada es la de Así fue, ” fue en el 94 cuando entró por primera vez una mujer a la orquesta, desde entonces la más solicitada es la de Así fue y la de Embrujo de amor. Sin embargo, La ruana es una canción que se niega a interpretar, pero a la gente le gusta y tarde o temprano vamos a tener que tocarla”, dice un tanto decepcionado.
Y de la nada le viene un recuerdo y con él una sonrisa: “Por este salón pasaron muy buenos grupos como: Niche, Guayacán y Ediee Santiago; yo creo que fue muy buena época para el Tropicana, no nos dabamos a basto con la gente que venía, bueno eso fue antes de que prohibieran ingerir alcohol en la plaza de Garibaldi”, comenta emocionado al recordar ese suceso.
Pachuco moderno y bailador
Las parejas se reúnen en la pista para bailar al ritmo de la música salsa, dentre todas las parejas destaca una, está conformada por una mujer que porta un entallado vestido negro, el cual hace juego con su alborotada cabellera, la dama gira y se mueve al control de Rubén López, cliente frecuente del Tropicana.
El elegante caballero que viste de camisa negra, la cual combinó con un pantalón gris de mezclilla y chaleco del mismo color, dice que acude regularmente a este salón, “de tantas veces que he venido he hecho bastantes amigos e incluso un noviazgo que duró tres años”, recuerda, al tiempo que deja ver una risa traviesa.
Rubén dice que al salón llega solo y siempre encuentra con quien bailar porque uno de sus fuertes es ese, “aquí se presta para romancear porque al bailar hay contacto físico, además bailo muy bien, lo traigo en la sangre”, asegura convencido.
Algo que le gusta a este habitante de oscuras gafas es verse bien, ” me gusta vestir bien para venir al salón, trato de adaptar a las tendencias de hoy la moda de los pachucos, uso sombreros, zapatos de charol y tirantes;me inspiran los pachucos del cine de la llamada Época de oro, como Tin Tan. En promedio invierto en mi ropa arriba de 2 mil pesos”, dice, mientras acomoda el puño de su camisa.
Resguarda la entrada de este templo tropical
Con potente voz e impresionante presencia, ‘El puma’ cuida la entrada del Salón Tropicana; llegó a trabajar a este lugar hace 35 años, imagina la de cosas que este corpulento hombre ha visto a lo largo de ese tiempo, ” he visto pasar por ese puerta a los mejores del mundo como: Celia Cruz, Frankie Ruiz y Héctor Lavoe”, comenta sin expresar ningún gesto.
Además dice que gracias a su trabajo pudo hacer entrañables amigos, todos del medio artístico: “Hice muchos amigos como -en paz descanse- Julio Alemán y López Tarso, entre otros internacionales, yo iba por ellos al aeropuerto y los traía aquí a sus presentaciones, posteriormente los dejaba en el hotel y así hicimos una relación”, comenta mientras muestra las fotos de cada una de las personas que mencionó.
Por otro lado dice que las desveladas nunca le han causado conflicto porque siempre ha trabajado de noche, a pesar de que su jornada laboral termina a las 8 de la noche y empieza a las 5 de la tarde.
Asegura que a pesar de trabajar en un lugar tan lleno de ritmos y gente que le gusta el baile, a él no le agrada del todo. “Prefiero otra cosa, casi no me gusta bailar, si llego a salir, mejor voy a comer o a algo más tranquilo”, finaliza.
(Fotos: Dulce Ahumada)