¿Qué hay detrás de esta migración y cómo lxs haitianxs chilangxs sobreviven en nuestra metrópoli?
Por Edgar Segura*
Desde hace unos pocos años, miles de migrantes llegan a México desde Haití. Muchxs de ellxs buscan llegar a EEUU pero terminan varados en nuestra ciudad, buscando oportunidades, muchas veces desiguales. Migrantes haitianxs con títulos universitarios en derecho, administración o informática sobreviven trabajando como ayudantes en negocios de comida, en vidrierías o en mercados por salarios que ni siquiera les permiten pagar una vivienda por sí mismxs. Hasta ocho personas tienen que juntarse para solventar la renta de pequeños departamentos, además de su comida y gastos diarios; esto en el mejor de los casos, pues hay quienes no logran conseguir trabajo y se ven obligadxs a vivir en la calle ante la falta de albergues públicos.
En colonias de alcaldías periféricas de la CDMX, donde las rentas son más accesibles, se han establecido comunidades de migrantes. Tláhuac es una de ellas, aunque también hay comunidades haitianas en colonias más céntricas, como la Juárez. La mayoría de ellxs salieron de su país por falta de trabajo o por violencia. Hay quienes, a pesar de tener dos licenciaturas, no encontraban chamba; también hay quienes perdieron a sus familiares a causa de la violencia de los grupos criminales.
Si bien una buena parte de lxs haitianxs que migraron a México obtienen trabajo, normalmente no reciben salarios que les permitan pagar la renta y solventar sus gastos. Todxs los integrantes de una familia deben trabajar para apenas pagar una renta en la periferia. Algunxs hablan español; sin embargo, para la mayoría la principal barrera es el idioma.
Algunxs son autodidactas pero muchxs deben valerse de otras personas para comunicarse y esto les impide conseguir mejores trabajos y condiciones de vida. Mientras algunxs migrantes se integran a la vida cotidiana en las colonias de la capital, otrxs viven en la marginación, en casas de campaña, como en la avenida Heberto Castillo de Tláhuac, donde hasta hace algunas semanas había un albergue. De acuerdo con datos de las propias autoridades, en este albergue con capacidad para 180 personas llegó a haber una sobrepoblación de hasta 4,000 migrantes, para después cerrar sus puertas.
Lejos de continuar su camino hacia el norte, como pretendían las autoridades federales y capitalinas, las y los migrantes permanecen en la calle, afuera de lo que alguna vez fue el refugio. Repartidas sobre ambas banquetas de la avenida hay más de 150 casas de campaña donde pasan frío, cocinan y comen en la vía pública, y carecen de sanitarios o lugares para asearse. Las casas de campaña también se comparten, por lo que el número de personas que viven en esta zona es cercano a 500. Algunas de las casas están hechas con lonas de propaganda electoral de alcaldes, diputadxs o aspirantes a candidaturas en 2024.
*Texto adaptado para + Chilango