Finalmente, tras muchos intentos (porque siempre está llenísimo), pude regresar a Johnny Rockets en la Ciudad de México. Pareciera como si esta franquicia se hubiera ido de nuestro país, pero no. Ahí siguen, con pocos restaurantes, pero presentes en algunas ciudades. Siempre con hamburguesas muy confiables y que nunca fallan, salvo en contadas excepciones.
Desde hace tiempo tengo mi favorita: la Rocket Double con queso. Esta joya de 340 gramos tiene dos patties de carne, dos rebanadas de queso amarillo Tillamook, lechuga, cebolla, tomate y “salsa especial”. Un verdadero portento. Generalmente, para echar el soytufat completo, la acompaño con una malteada extra extra espesa, una Coca-Cola y papas a la francesa. Me gusta que la carne es de esas que no está bien formada como disco (lo cual hace que uno piense que fue hecha ahí mismo). Usualmente tarda poco en llegar a la mesa, y cuando lo hace, siempre sorprende y hace sonreír.
La primera mordida no decepciona. Buen sabor, excelente consistencia. Es, quizá, una muy buena representación de una hamburguesa americana clásica de diner. Pasa siempre a mejor vida rápidamente. Se disfruta bien y bonito. Siempre será una muy buena opción. Solo le encuentro dos puntos negativos. Primero, la sucursal del sur de la ciudad generalmente está atascada. Lo otro (y que me ha pasado en algunos aeropuertos) es que son medio de contentillo. Hay veces en que no están bien formadas o, de plano como me tocó alguna vez, tienen únicamente hot dogs. Pero bueno, vale la pena la aventura.
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