Ya me había llegado la recomendación por varios frentes. Todos hablaban de una buena hamburguesa en la Roma Norte. Eso no sonaba nada especial. Lo que sí sonaba digno de investigar era que todos los que la recomendaban lo hacían porque aparentemente la carne no estaba hecha ni al grill, ni al sartén: estaba hecha en un horno. Así que tuve que ir al recientemente abierto Burger’s Sons.
Llegué e inmediatamente me gustaron dos cosas de la carta: la gran variedad de burgers y, muy importante, la medida estándar de cada una es 250 g. Grandota. De hecho hay una llamada la “Terrible”, que tiene la espectacular cantidad de 500 grs. de carne. Estuve muy tentado, pero iba con mi novia y no quería que me viera comer como Obelix. Me fui por la muy respetable “Compañera”: 250 g. de top sirloin, queso holandés, tocino, lechuga, jitomate, cebolla y pepinillos. En papel sonaba perfecto. Hamburguesas artesanales dicen ser y sí. Sin duda. Pan propio, muy bien logrado y vasto para aguantar tal cantidad de carne. La carne, hecha en un horno especial, lo cual hace que sea reducida en grasa y, quizás, más light de lo normal. Le entré con reservas: hizo falta sabor y consistencia. Como que el sirloin no amarró bien y estaba medio mushy e insípido. Faltó grasa de cocción. Es, curiosamente, la primera vez que pienso que tal vez el pattie podría ser más pequeño. No sé si es demasiado 250 gramos para la consistencia. Me gustaría probar a la mitad, para ver si aparece el sabor. Aún con todo, las hamburguesas están disfrutables y les doy el beneficio de la duda, porque el lugar lleva poco tiempo abierto.
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