Héctor Suárez Gomís tenía el camino pavimentado para ser una estrella más del Canal de las Estrellas: el apellido, los contactos, la guapura y, antes de quedarse calvo, el pelazo. Hizo telenovelas, películas para video y hasta tuvo una breve carrera como cantante pop: debutó en Siempre en domingo, con todo y patadita de Raúl Velasco, quien inmediatamente lo vetó porque su baile era “provocativo”. Él se negó a modificar su chenchual movimiento de caderas, así que nunca regresó al programa. “Ahí empecé a firmar mi sentencia”, dice. Desde muy temprano le quedó claro que “nunca iba a ser una estrellita ni un galán, entonces me dediqué a cultivar mi espíritu, aunque suene cursi y mamón, pero leía mucho, veía el cine que quería, el cine que me gustaba, y en los libros fui encontrando caminitos… como piedritas dónde pisar y no ensuciarme en el pinche lodo”.
–¿Cuándo te empezaste a ‘salir del guacal’?
–Nunca estuve en el guacal. Soy un güey disciplinado y si firmo un contrato sé qué es lo que voy a hacer, pero también pongo mis reglas.
En la escuela fue sarcástico y respondón, una amenaza para las maestras que querían un rebaño manso. “Pensaban: ‘¡No! Nos vas a echar a andar a otros diez, y esos diez a otros diez… ¡y después se vuelve esto una revolución de gente que piensa por sí misma!’”. Después, en los noventa, ya metidísimo en el mundo del espectáculo, uno de sus mentores y modelos a seguir fue Eduardo Palomo, quien tampoco era obediente ni biemportado. “Pensábamos muy parecido. Él también supo jugar el juego: si estás haciendo televisión abierta, hay que hacerla con verdad, con profesionalismo; no hay que ser frívolos. No hagamos esto para ser famosos, ni como un escaparate para ligarnos viejas, ni como una vitrina para que te dejen entrar rápido a una discoteca. Nuestras metas eran hacer algo con lo que nos sintiéramos contentos, de lo que estuviéramos convencidos, orgullosos, satisfechos. Creo que eso es la mejor manera de no estar en el guacal”, dice Gomís.
El primer proyecto con el que se sintió realmente satisfecho fue la obra de teatro Una pareja con ángel, de 1993, escrita precisamente por Palomo. Gomís hacía el papel de un ángel que llegaba a remediar los enredos amorosos de dos parejas. “Cuando la estrenamos salvamos un chingo de matrimonios, la gente nos iba a dar las gracias. Fue padrísimo porque era un proyecto íntimo, como si hubiéramos sido independientes, pero nos fue increíble, no mames, cómo ganamos dinero”, recuerda.
Como actor, siempre se asumió como un trabajador eventual que participaba en proyectos ajenos. Eso cambió cuando, a mediados de los dosmiles, una amiga le abrió un blog al que subía textos humorísticos. Ahí vio que la gente se reía de sus chistes y entonces empezó a pensar en El Pelón en sus tiempos de cólera, un monólogo sobre la forma salvaje en que fuimos en educados antes de las escuelas activas, los libros de inteligencia emocional y los consejos de Martha Debayle. La obra empezó en un pequeño bar en la Condesa… y hoy lleva seis años en cartelera, más de 900 representaciones y la han visto más de 300 mil personas. Gomís dice que es el proyecto más importante de su vida. La puesta en escena se acaba de mudar al Teatro Milán, con más producción de antes: pequeños detalles de iluminación y sonido que, sin alterarlo ni eclipsarlo, enfatizan el texto.
Gomís fue de los pioneros del stand up en México: no sólo con su monólogo, sino con un taller gratuito en el que, por puro amor al arte, formó a varios comediantes defeños… que luego se multiplicaron como gremlins. Hoy sabe que creó un monstruo. “Siempre se los dije: la risa es la droga más poderosa del mundo, más que la coca. ¡Y velos! Como era un campo virgen, creyeron que ellos lo iban a habitar y para la posteridad iban a decir ‘Estos güeyes son los chingones, son los que lo crearon’. Pffff, eran nada, trabajaban en equis cosa y de repente se subieron a un escenario e hicieron reír… y creen que eso los hace chingones. Y eso no es lo peligroso… lo más peligroso es que se pusieron a dar clases, ¡y cobran! Por eso desmarqué, dije ‘Sáquense a la chingada’; me quedé con los que entendieron que esto era de poquito en poquito y a chingarle y chingarle”.
Con algunos de esos estandoperos buenda onda como aliados, Gomís está preparando el remake de una película para televisión que hizo en el 92, Tres son peor que una. Aunque en su momento fue un éxito de Videocentro, dice que estaba supermal dirigida y producida, pero que tiene potencial. “Creo que bien hecha, bien escrita otra vez, actualizada y modernizada, podría ser un bombazo”. En lo que construyen esa bomba, hay que ver El Pelón... y claro, deleitarse con los videos del baile prohibido que tanto espantó a Raúl Velasco.
(Tamara De Anda)