Para Ash, su álbum más reciente, las gemelas francocubanas Ibeyi decidieron inclinarse más hacia el ritmo y las melodías que obligan a mover el cuerpo, consiguiendo un disco que suena gozoso pese a tocar temas como el racismo, el sexismo o las conductas sexuales enfermas de personajes como Donald Trump. Ese equilibrio vuelve esos 40 minutos de música un poderoso catalizador de la ira que nos deja dispuestos para la acción.
Este segundo álbum fue grabado con las presentaciones en vivo en mente, y luego de más de dos años de gira sin parar por todo el mundo de Lisa-Kaindé y Naomi Díaz.
“Aprendimos un montón tocando frente a todo tipo de audiencias, en todo tipo de lugares y festivales”, cuenta Lisa-Kaindé en entrevista. “Queríamos poder tocar en aún más lugares y que la gente cantara más con nosotras. Por eso escribimos canciones más prendidas, como ‘Me voy’ o ‘Deathless’, y por ello hay más ritmos hiphoperos.”
Lo cierto es que el sonido de las hermanas Díaz —hijas del célebre percusionista Angá, fallecido en 2006—, sigue siendo una mezcla de electrónica con instrumentos orgánicos como el cajón o el cajón batá. Y permanecen ahí sus maravillosas voces y esas armonías vocales que les conocimos hace tres años, en su álbum debut.
¿Qué pasaba por su mente y su vida mientras creaban Ash?
Grabamos el disco durante las elecciones de Estados Unidos y las elecciones francesas, durante la crisis de refugiados en Europa… Todo era intenso y triste. Escuchamos a Trump decir: “Grab them by the pussy” cuando le preguntaron por las mujeres, y nos encantó la respuesta de Michelle Obama. Algunos libros que leímos en ese periodo también nos inspiraron, como los poemas de Claudia Rankine; La viuda Basquiat, de Jennifer Clement, el diario de Frida Kahlo… Escribimos canciones que necesitábamos para nosotras. Amamos profundamente cantar “We are deathless” cada noche ante un público. Es una manera de sentirnos fuertes y empoderadas. Necesitamos esperanza y fuerza para vivir en este mundo loco.
¿Cómo fue la elección de sampleos que incluyeron en el disco, como las palabras de Michelle Obama o de Claudia Rankine?
Richard Russell, nuestro productor [y quien ha producido también a artistas como Gil Scott-Heron o Damon Albarn], tiene una maravillosa intuición para los samples. Los elegimos cuando ya estaban las canciones hechas, excepto en “No man is big enough for my arms”, que fue escrita en el estudio mientras leíamos La viuda Basquiat y escuchábamos el discurso de Michelle Obama en respuesta al “Grab them by the pussy” de Donald Trump.
Creo que el uso del auto-tune fue todo un tema cuando publicaron este segundo disco. En alguna entrevista se refirieron a él como una manera para aligerar algunas palabras y dejar otras en las sombras. ¿Podrían explicar un poco más sobre este punto?
Para nosotras, usar el auto-tune para las voces es equivalente a utilizar un pedal de distorsión en una guitarra. Es una manera de jugar con el sonido, una forma de hallar nuevas texturas. Cuando la gente comenzó a amplificar las guitarras y a usar pedales, muchos lo odiaron; creían que una guitarra tenía que ser siempre acústica. Pasa exactamente lo mismo con la voz. Algunos odian el auto-tune y piensan que solo se usa cuando quienes cantan están desentonados. ¡Pero no es así! Nosotras cantamos a capella, sin ningún efecto, todas las noches, pero también nos gusta jugar con el sonido de nuestras voces.
Su disco es gozoso pese a tocar temas como el racismo o las experiencias de mujeres con el sexismo o con conductas sexuales abusivas. Ese rasgo hace sentir más poderoso al álbum para orientar la ira hacia mejores acciones. ¿Pero qué vida deseaban para su disco?
No es una pregunta que nos hagamos cuando estamos escribiendo canciones. Siempre tratamos de ser honestas sobre quiénes somos, qué sentimos y qué pensamos. Escribimos muchas canciones, grabamos un montón y luego dejamos solo 12 en el disco. Descubrimos qué tipo de álbum era cuando terminamos la lista de temas y decidimos qué canciones se quedaban y cuáles no. Escoger una canción en lugar de otra no es sencillo. Algunas veces dejamos fuera canciones que nos gustan mucho. En vivo todavía tocamos “I’m on my way”, que grabamos hace tres años y que al final no entró en el primer disco.
Han dicho que hicieron este disco pensando en la manera en que la gente podría moverse en sus shows y en cómo hacer cantar a sus fans. ¿Por qué querían que así fuera?
Porque es una manera de compartir el mismo momento. ¿No has visto lo poderoso que es cantar juntos, sentir esa unidad? Es el mejor sentimiento de todos. Y es una de las razones por las que salimos tanto de gira. Esos momentos son invaluables. Nos dan toda la energía que necesitamos para seguir adelante.