Autora de Joni Munn y otras alteraciones del psicosoma y Magnetofónica, Iliana es una de las voces más destacadas de la narrativa fantástica mexicana actual
¿Cómo describirías tu propuesta estética para quienes no conocen tu obra?
Como un monstruo híbrido que emite sonidos poéticos, tiene piel y músculos narrativos, y se sostiene en huesos hechos con la materia de la literatura fantástica sobrenatural, ominosa, perturbadora. Aunque la mayor parte de mi imaginario surge de la experiencia real, me interesa retomar atmósferas, voces y personajes oníricos. Quizá el eje de lo que he escrito hasta ahora radica en el planteamiento de seres y situaciones que podrían existir en la realidad inmediata, pero con ciertos rasgos —ya sea físicos o identitarios— ajenos a las reglas y estructuras convencionales, a lo que conocemos como “normal” o “natural” del mundo que nos rodea. Y disfruto mucho jugar con eso: transformar personajes, invertir tiempos, inventar ciudades, países o microuniversos.
¿En qué proyecto(s) estás trabajando en la actualidad?
Estoy terminando de hacer correcciones a mi tercer libro de cuentos: Habitantes del aire caníbal, que se publicará este año y que cierra un ciclo al que denominé “de las mutaciones”, pues éste y los libros que le preceden cuentan historias sobre los procesos internos y externos que suscitan cambios radicales o sutiles en el destino de los personajes.
Por otro lado, he estado dando forma a la que será mi primera novela: en una geografía post-apocalíptica, lo único que queda de la Tierra es una isla y algunos sobrevivientes quienes, para poder permanecer en ella, deben cumplir una misión en escenarios desconocidos, en distintas dimensiones. Si no lo logran, son abducidos de regreso a la isla y son sacrificados de formas muy tortuosas. El nombre tentativo es Vórtice/Isla, y está dividida en ocho fragmentos y un nodo central.
¿Qué es Tatuaje? ¿Me contarías un poco?
Tatuaje es una novela de corte policiaco escrita por Rodolfo JM, donde se retoma la idea sobre el lenguaje como un virus, y planteada como pieza hipermedia para el Centro de Cultura Digital. En este proceso intervino un gran equipo de trabajo para darle vida virtual —gráfica y sonora— a los personajes, entornos, sueños, pesadillas, mails, llamadas telefónicas y mensajes secretos que dan forma a la historia de Melquíades Orozco. Yo tuve la oportunidad de participar (junto con otros escritores invitados por Rodolfo) en la creación de un foro en el que varias personas cuentan la experiencia de haber soñado, con un personaje llamado Cara de Luna sin haberlo visto antes.
¿Cuáles son tus principales influencias?
Es difícil enumerarlos a todos, pero quizá los más detonantes para mí han sido, en el cine: Lynch, Jarmusch, Cronenberg, Tarkovski, Herzog, Kaurismäki; en la música: John Zorn, Diamanda Galás, Nina Simone, Sun Ra, The Residents y John Cage; en la literatura: Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Alejo Carpentier, Leopoldo Lugones, Alejandra Pizarnik, Goran Petrović, Milorad Pavić, Guadalupe Dueñas, Amparo Dávila, Juan José Arreola, Salvador Elizondo, Francisco Tario y Emiliano González.
El trabajo de escritura de Iliana es acompañado de los visuales creados por Julian Bonequi, quien ha dado una estética particular a sus historias.