La experiencia del terremoto de 1985, conocida por muchos, pero no por quienes nacimos en el ochenta y cuatro en San Luis Potosí, cobró vida frente a nuestros ojos. Viga, varilla, losa, trabe: las cuatro en una pronunciada flexión. Durante esos momentos, todos dejamos nuestra profesión a un lado, todos éramos voluntarios y compartíamos un mismo sentimiento de solidaridad.
Me cuesta expresarlo, pero después de la experiencia de los últimos días será difícil volver a la normalidad; y eso, quizá, es porque la normalidad ahora es ésta. Tenemos que sentirnos muy orgullosos –más allá del emocionante canto del himno nacional– por habernos encausado de esta manera, por los otros y por nosotros mismos.
Aún queda mucho por hacer, con la misma intención, pero de otra forma. Volver a la normalidad no será lo mismo que volver a la rutina, por lo que en este momento me significa cambiar el rumbo anterior, seguir en el que tuvimos que improvisar durante estos días, encontrar la manera de plantearnos lo que sigue.
Quisiera compartir las palabras que me dijo Saúl, un soldado del ejército mexicano, después de pasarme de mano en mano una piedra de unos cincuenta kilos: “Vas a ver que el país va a cambiar, porque todos los que estamos aquí estamos sintiendo lo mismo”.
San Luis Potosí, 1984.
Realizador audiovisual por la Escola de Imatge i Disseny de Barcelona; comunicólogo por la Universidad Iberoamericana de México. Se ha desempeñado laboralmente en los campos audiovisual, editorial y digital. Socio fundador de Bolten Inc, revista digital para la cultura y el arte. Colaboró como jefe de comunicación, proyecto digital y nuevos proyectos en Arquine. Dirigió y produjo el documental ‘Nuit Blanche: Octavio Paz en París’ para Teveunam. Actualmente se dedica a la gestión de proyectos culturales y emprende Arista Photos, un negocio dedicado a la difusión de la cultura fotográfica, paralelo a su proyecto de autor como fotógrafo documental y artístico.