Una “cocina” donde se teje en el presente, a partir de la ficción, el futuro guiado por sueños, esperanzas y deseos, a partir de la conversación con lectorxs de todas latitudes
Por Analía Ferreyra Carreres y Gabriela Damián Miravete*
Cocina de Futuros surgió a partir de un sueño de Analía Ferreyra Carreres, investigadora literaria. En él, un grupo de personas se reunía alrededor de los fogones de una cocina colonial. En esa especie de laboratorio estábamos cocinando otros futuros, ensayábamos posibilidades, imaginábamos lo que aún no existía.
Ese sueño fue compartido con Gabriela Damián Miravete, escritora, y comenzó a materializarse en un club de lectura cifi y espacio de reflexión que tiene como objetivo tejer en el presente, a partir de la ficción, futuros guiados por nuestros sueños, esperanzas y deseos, reuniendo ingredientes a partir de las conversaciones sostenidas entre un número variable de personas lectoras de diversos puntos del planeta.
De la imaginación a la calle
Aunque toda creación artística tiene la posibilidad de transformar el mundo en el que se inserta, la literatura imaginativa, y en particular los “¿Qué pasaría si…?” de la ciencia ficción nos han obsequiado una variedad de ensayos de la experiencia humana que han advertido los peligros que corremos como especie.
Tan es así que cada vez que la ciencia esgrime discursos arrogantes recordamos la soberbia del Victor Frankenstein de Mary Shelley, o calificamos de “orwellianos” los discursos políticos o tecnológicos seducidos por el totalitarismo que nos recuerdan a 1984, de George Orwell.
En las últimas décadas, gracias al rescate de imaginaciones laterales, desde el afrofuturismo de Octavia Butler, el ecofeminismo de Marge Piercy o la espiritualidad política de Ursula K. Le Guin, las posibilidades de construir un futuro donde haya bienestar para todas las personas que habitamos el planeta se han enriquecido significativamente.
Gracias a la cercanía producida por internet y las redes sociales, es más fácil notar que hoy está surgiendo una ciencia ficción de vanguardia en nuestros territorios, una que está representando nuestras luchas sociales, afectivas y ambientales de forma contundente.
¿Cómo podría ser la CDMX del futuro, a qué sabría ese guiso, según los sueños y las pesadillas de quienes la estamos imaginando? Hoy, la Cocina de futuros lleva ya tres años recolectando ingredientes para el porvenir. Las cocineras compartimos aquí lo que hemos hallado en nuestra búsqueda de ingredientes.
Tecnologías del mañana
En “El planeta de los gatos”, del libro Paracosmos de Gerardo Sifuentes, acudimos a la historia de una chica del norte del Valle de México cuya familia nunca pudo costear una silla motorizada, pero se gana la vida jugando Cosmos 13 desde su teclado, recuperando tecnología extraterrestre.
¿Qué otros futuros serán posibles para los cuerpos no normativos en el futuro posthumano? Daniela L. Guzmán, autora de Un tlacuache salvó este libro del fuego, reflexiona sobre los efectos que un implante capaz de dominar los impulsos más instintivos del ser humano tendrán en nuestra vida cotidiana.
Las inteligencias artificiales de estas ficciones también nos muestran escenarios éticos y estéticos interesantes: en “La prueba de Lovelace”, Sifuentes imagina una simulación casi perfecta de la mente de Guillermo González Camarena, el inventor de la TV a color, como el primer biot artista y las repercusiones que esto tiene en la cultura.
Y en “El cielo de los entrenadores Pokémon”, Guzmán plantea qué pasaría si pudiéramos hacer que las mascotas de nuestros juegos inocentes aprendieran lo que les enseñamos.
Restaurar la ciudad mítica
En “Como quien oye llover”, dentro de Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio, de Andrea Chapela, “la tierra recordaba el agua y llamaba a su fantasma”, por lo que llueve tanto que, donde estaba la ciudad, vuelve a haber un lago.
En una noche seca, llena de posibilidades, dos jóvenes, Axóchitl y Nesmi, visitan en lancha el corazón del lago, que antaño fuera el centro de la urbe, explorando, a la par de los deseos de su corazón, el lugar que las vio nacer.
Con ellas recorremos los nuevos canales que las llevan al Centro Histórico, observamos la cúpula de un Palacio de Bellas Artes medio sumergido y vemos a quienes no pueden permitirse vivir en las orillas habitar los pisos que el agua no cubrió sobre avenida Insurgentes.
¿Qué imaginarás ahora?
Creemos que la ficción, aunque esté ubicada en mundos y tiempos que no son los nuestros, es cocreadora de la realidad material del presente. ¿Qué importancia tienen los productos culturales populares que abordan ideas sobre la tecnología, el futuro o la condición planetaria de la especie humana?
Mucha: además de hacernos pasar un buen rato o confrontarnos de forma entretenida con nuestros miedos, la imaginación también es capaz de crear las condiciones necesarias hoy para dar lugar a futuros más deseables para todas las personas.
Pensar qué ingredientes podemos tomar de nuestras historias favoritas para llevarnos al futuro es cumplir con el papel fundamental que jugamos en la experiencia estética: sin nosotrxs, la obra no está completa.
Conversar sobre lo que vemos y anhelamos en conjunto para pensar en colectivo qué podemos aprender de ellas para potenciar nuevos caminos, es tramar desde el aquí y el ahora parte de nuestro futuro.
*Texto adaptado para + Chilango