Con ironía, Iván Trueta muestra una serie de instrucciones sobre cómo ser víctima, victimario o permanecer indiferente ante la violencia que ahoga a nuestro país
La violencia es algo que está en nuestra vida diaria. Más allá de los hechos violentos que vemos cotidianamente en las noticias, como asesinatos, todos hemos sido agresivos o hemos sido víctimas. Y de eso habla Iván Trueta en la exposición “Hágalo usted mismo”, la cual presenta estos temas “desde un punto de vista más absurdo”.
Iván es un artista visual que ha expuesto sus obras en México y en otros países, de manera individual y en colectivos. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, y ahora da clases de dibujo. El viernes pasado inauguró su exposición en el Museo de Arte Carrillo Gil, ubicado en avenida Revolución 1608, col. San Ángel.
Mientras un grupo de personas termina de montar sus cuadros, Iván cuenta que “Hágalo usted mismo” forma parte de un proyecto más amplio, pero como el espacio en el museo es pequeño, junto con Guillermo Santamarina, tuvo que hacer una selección de dibujos.
¿Por qué elegiste ese nombre para esta exposición?
Este proyecto tiene como objetivo reflexionar sobre cómo se vuelve cotidiana la violencia, las tragedias y la desgracia, lo cual es uno de mis intereses principales. Esta exposición presenta una serie de manuales de cómo cometer toda clase de actos absurdos y está dividida en tres grupos temáticos: víctima, victimario y cómplice indiferente o secundario —esta vez, este no está exhibido—. Tengo que decir que yo soy el protagonista de todas las escenas. Se llama “Hágalo usted mismo” precisamente por esto, porque es como un manual, y como yo soy el protagonista, decidí ponerle así usando la segunda persona del singular con esta muy mexicana forma cortés de hablar respetuosamente.
¿Por qué eres el protagonista?
Estos manuales son una suerte de abrazo a la costumbre, de gestos, de la impotencia. Digamos que tratan sobre contradicciones de las que es imposible estar exento. Antes de hablar de alguna otra persona, preferí usar mi propia imagen, un poco como metáfora a esta imposibilidad de escapar de las contradicciones en un contexto social como el que vivimos en este país.
Mientras dibujabas, ¿pensaste en por qué cometerías alguno de esos actos?
No. No se me ocurrió. Tampoco sé si lo que presentan estas piezas son delitos, hablando dentro del parámetro de lo legal, sino son fechorías que podrían estar a la mano de cualquiera. Lo bueno del dibujo es que se pueden imaginar estas cosas sin dañar a otra persona. En contextos como los que se viven en México, muchas veces puede resultar inevitable, sin justificar o que me parezca bien. Pero ante una orfandad de Estado como la que parece imperar en el país, no dudo que haya a alguien a quien no le quede de otra. Esta actitud de victimario, verdugo o víctima es una forma de nuestra vida. Todos hemos representado, de alguna manera u otra, uno de esos papeles.
¿El arte puede ayudar a que las personas tengan consciencia sobre ciertos temas?
Si las artes visuales tuvieran el poder de cambiar nuestras relaciones sociales, viviríamos desde hace mucho en un mundo completamente distinto. No, yo creo que ante problemas tan complejos como los que vive este país es realmente difícil pensar que el trabajo de un artista es capaz de transformar algo. Sin embargo, como en muchas otras disciplinas, es importante reflexionar sobre todas nuestras problemáticas, entonces supongo que sirve como bien intelectual que probablemente también se pueda difundir o tengamos que comunicar con la gente; pero transformar, no.
¿Intentas plasmar tu contexto?
Digamos que es un poco lo que yo puedo percibir, no quiere decir que sea del todo. De todas formas, mi trabajo siempre es poco optimista —no todo el arte es así, por fortuna—, pero sí. Últimamente, las formas en las que nos relacionamos y nos acostumbramos a convivir con todas nuestras contradicciones y desgracias han sido una parte importante de los contenidos de mi trabajo.
¿Por qué tu obra es poco optimista?
Porque, en general, mis trabajos no suelen presentar desenlaces, ni opciones ni alternativas, pero tampoco presentan un mundo especialmente lindo. Además, yo suelo tener un humor muy ácido y eso también lo comparto en mi trabajo.
¿Qué es el arte y quiénes son tus influencias?
Es una pregunta muy difícil de contestar. Sobre todo hoy que la práctica artística es tan diversa y toca casi cualquier medio y todas las disciplinas del conocimiento humano. Para mí es un espacio para la reflexión, independientemente de cómo se resuelva y cómo se ejecute. Admiro muchísimo a muchos artistas de muchas épocas y muchas disciplinas. Entonces no sé por dónde empezar. Este proyecto conserva bastante de mi amor juvenil por los cómics, por la narrativa gráfica y, además, el dibujo es el medio con el que pienso.
(Fotos: Lulú Urdapilleta)