La base de esta obra es un acalorado encuentro entre una prisionera (Owen), vinculada a un pasado revolucionario y acusada del homicidio de dos policías, y una funcionaria de la cárcel (De Tavira) que está a punto de retirarse y en sus manos está la libertad de la acusada.
Durante dos horas, ambas se enfrascan en una discusión sobre el pasado incendiario de la presa, quien lleva ya 30 años tras las rejas, y en la que se debate sobre las causas y consecuencias de cometer un crimen.
La puesta en escena fue escrita por el dramaturgo estadounidense David Mamet y esta adaptación es dirigida por Enrique Singer.
La química en el escenario del Foro Lucerna es evidente. La escenografía y la iluminación son tenues, precisamente para que el público se traslade al interior de la oficina de cárcel, con un archivo de metal, dos sillas y un escritorio viejo sobre el que hay gruesos expedientes y un teléfono.
Los diálogos son largos; es un proyecto artístico al que hay que ir a reflexionar y observar sin ninguna distracción. En repetidas ocasiones, la ansiedad de la detenida es contagiada al público, se desquicia ante el temple de la funcionaria y demuestra todo su deseo de libertad, a fin de cuentas solía ser una anarquista.
El personaje de Owen, por momentos, nos recuerda a Aileen Wuornos, la estadounidense que asesinó a varios hombres y que siempre alegó haberlo realizado en defensa propia.
La Anarquista es una obra de teatro que aborda la fuerza ideológica, el papel del Estado ante un homicida, la fe religiosa, el lesbianismo, la justicia y la compasión. Una puesta en escena que está por terminar su primera temporada y estará hasta el 27 de marzo.
Foro Lucerna (Lucerna 64, col. Juárez).
Viernes, 20h; sábados, 19h, y domingos, 18h.
$363.