Hace casi 60 años este reclusorio femenil surgió por la necesidad de aislar a las mujeres reclusas de los hombres, sin embargo, hoy el problema es causado por la cantidad de niños que viven dentro del penal.
ESTO TE PUEDE INTERESAR: LA MOIRA O CAÑITAS, ¿CUÁL DE ESTAS CASAS EMBRUJADAS TE DA MÁS MIEDO?
La cárcel se Santa Martha Acatitla es considera como una de las más antiguas de la Ciudad de México, abrió sus puertas en el año de 1957, la construcción se levantó en seis meses, en un espacio de 1 millón y medio de metros cuadrados, pero sólo se edificó en 100 metros y el resto fue destinado a plantaciones agrícolas y campos deportivos.
El arquitecto que dirigió esta obra fue el español Ramón Marcos Noriega. A pesar de que este penal se construyó en la década de los cincuenta, pero al menos veinte años antes ya se había pensado en la posibilidad de aislar a las mujeres de los hombres, debido a que Lecumberri estaba a su máxima capacidad y los internos se encontraban revueltos.
Sin embargo en ese entonces no contaban con los recursos para realizar la obra, tuvieron que pasar muchos años para concretar la idea de hacer una cárcel femenil. Como en todas las prisiones, ésta buscaba la readaptación de las mujeres a la sociedad por medio de oficios, además este penal contaba con una biblioteca, un auditorio, canchas deportivas, áreas de cultivo, hospital y una capilla.
No podemos negar que la construcción de este penal estaba bien encaminada, sin embargo los resultados fueron muy diferentes a los esperados, ya que el lugar se hizo famoso por ser uno de los más peligrosos del país debido a la corrupción y a la ola de asesinatos que se realizaron en él.
Desde que este lugar abrió sus puertas, y a la fecha, se comenta que la vida para las reclusas no es fácil debido a que la mayoría es abandonada por su familia, lo que hace su estancia más complicada porque no hay quien les ayude económicamente para comprar lo necesario. Todo lo venden ahí, tienen derecho a dos vasos con agua y si necesitan un tercero lo deben pagar. También se les venden artículos de higiene personal como le jabón.
Otro aspecto con el que deben lidiar las reclusas es con la comida, pues se cuenta que es insalubre y hasta hay rumores que dicen que son preparados con agua de la llave. Quienes tienen más recursos pueden comprar sus alimentos en las tiendas improvisadas. A este penal se le suma como problema la maternidad, se dice que en él viven más de 100 menores, lo más alarmante del caso es que muchas de las reclusas provocan su embarazo para evitar ser trasladadas a otros penales.
(Fotos: Fototeca y Cortesía)