Cientos de manifestantes se movilizaron de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco al Zócalo, para recordar y demandar justicia por los estudiantes asesinados el 2 de octubre de 1968
El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, encabezó por la mañana en Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la ceremonia de conmemoración del 56 aniversario de la masacre, donde digo que el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz con la operación de su secretario de Gobernación, Luis Echeverría, fue el que ordenó la represión de 1968.
Durante su discurso mencionó que el gobierno de Díaz Ordaz no sólo incurrió en un crimen de lesa humanidad, sino que destruyó la alianza social que sostenía a ese régimen nacido de la Revolución Mexicana. “Hoy rendimos homenaje a esos jóvenes, a ese movimiento, a aquella lucha, luchando siempre por nuevas transformaciones”.
“El 68 es tan fuerte porque transforma la cultura política abajo y desde abajo. El 68 transforma las universidades, logra la masificación de la educación superior, incorpora el nuevo pensamiento crítico a las ciencias sociales, genera activistas que se incorporan a movimientos urbanos en la periferia de la ciudad, abre las puertas a nuevas ideas como el feminismo o la diversidad sexual, y abre la puerta también a la emergencia de nuevos partidos políticos de izquierda”, comentó Batres.
El exlíder del movimiento del 68, Félix Hernández Gamundi, resaltó por su parte la importancia de mantener la memoria para garantizar la demanda de justicia y evitar la impunidad.
“Mantener la memoria es siempre muy importante porque es una garantía de que no olvidaremos la demanda principal que es la justicia, que es buscar garantía de que la impunidad no sea lo que perviva, sino que sea la memoria y la justicia lo que nos llevará realmente a lograr la construcción de un país verdaderamente democrático, verdaderamente nuevo, verdaderamente un país como el que soñamos mientras caminábamos por las calles de esta ciudad”, comentó Félix Hernández.
Por su parte, José de Jesús Martín del Campo, dirigente de movimientos sociales, sentenció: “El 2 de octubre de 1968 nos reprimieron, pero no nos derrotaron, eso que quede siempre muy claro”.
“Quienes estuvimos en esta Plaza de las Tres Culturas no pudimos salir de ella cuando los tanques del Ejército nos cercaron sin posibilidades de romper el cerco. Nunca he olvidado los gemidos de quienes cayeron en varios puntos de esta plaza, hubo gritos de angustia de algunos que intentaban levantarse, nos cubríamos unos con otros y los soldados de ese momento gritaban: “Tírense, agáchense!”, y así durante más de una hora”, declaró.