México es la cuarta nación con mayor riqueza de especies; protegerlas y respetarlas es vital para el bienestar y el desarrollo sostenible de nuestra sociedad
México es un país multifacético en numerosos aspectos y una de nuestras características más valiosas es la diversidad, tanto ecológica como cultural. Cerca de dos terceras partes de la biodiversidad mundial se localizan en poco más de 12 países “megadiversos”, y México tiene el cuarto lugar entre ellos en cuanto a riqueza de especies.
La riqueza de fauna con la que cuenta México es un privilegio e implica una gran responsabilidad hacia nuestra sociedad y hacia el planeta, porque el bienestar de las actuales y futuras generaciones depende de la preservación y el respeto hacia los animales y los ecosistemas, nuestro capital natural.
El Día mundial de los animales, que se celebra cada 4 de octubre, también es un llamado ante la problemática de las especies que requieren atención especial.
Fue el 4 de octubre de 1929 que se declaró Día mundial de los animales, por iniciativa de la Organización Mundial de Protección Animal en un congreso celebrado en Viena. El objetivo principal era generar una solución al problema de las especies en peligro de extinción.
Con esta conmemoración se recuerda también a San Francisco de Asís, conocido como el santo o patrono de los animales, quien nació en 1182 en Italia y dejó como enseñanza a la humanidad que debemos comprender cuál es nuestro lugar en la Tierra, ya que el bienestar de nosotros está integrado al bienestar de todos los animales y el medio ambiente.
En la tercera reunión sobre los derechos del animal, en Londres, en septiembre de 1977, la Liga Internacional de los Derechos del Animal y las Ligas Nacionales afiliadas adoptaron la Declaración Universal de los Derechos del Animal, la cual fue proclamada y aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y, posteriormente, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1978.
La Declaración contiene 14 artículos, una de los cuales menciona lo siguiente:
Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia; todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre. Todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir en libertad en su propio ambiente natural terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse; ningún animal será explotado para esparcimiento del hombre; los derechos del animal deben ser defendidos por la ley, al igual que los derechos del hombre.
Además, señala que todo acto que implique la muerte innecesaria de un animal es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida; todo acto que implique la muerte de un gran número de animales salvajes es un genocidio, es decir, un crimen contra la especie, la cual es provocada por la contaminación y destrucción de sus ambientes naturales.
También recalca que América Latina ha sufrido la disminución más dramática de vertebrados en el mundo con un 89% de pérdida. Estas poblaciones han tenido un declive de 4.8% anual en un área que corresponde a la región biogeográfica del Neotropical, que se extiende desde el centro de México hasta la Patagonia y donde se encuentran tres de los países más biodiversos del mundo: Brasil, Colombia y México.