En la historia de todo hombre, siempre hay un grupo de mujeres que lo acompaña, lo complementa e incluso lo define. A Diego Rivera lo conocemos, en primer lugar, por su trabajo artístico, y en segundo lugar, por la icónica relación que tuvo con la artista Frida Kahlo. Sin embargo, conocer una historia no es sólo mirar la parte evidente, sino voltear al lado donde se esconden los que no son protagonistas, pero tienen tanto que contar. Quiela es una obra de teatro que nos hace enfocar la mirada en una narración poco conocida. Basada en el libro de 1978 Querido Diego, te abraza Quiela, de la escritora Elena Poniatowska, esta puesta en escena relata la vida de Angelina Beloff (interpretada por Odille Lauría), la artista rusa de marionetas que fue la primera mujer de Diego Rivera. La adaptación, hecha por Guillermo León, respeta la novela epistolar de la escritora mexicana, pero intenta darle un extra de emotividad y reflexión al presentarla como un monólogo desarrollado en la intimidad de la habitación de la rusa. A partir de imaginar las cartas que Angelina Beloff enviaba a Diego sin recibir respuesta, Quiela se introduce en el mundo del duelo amoroso y la pérdida de una mujer sometida al amor incondicional. Sin embargo, retrata también, cómo a partir de una situación tan dolorosa, la protagonista entra en territorios muy íntimos de su propio pensamiento, que la llevan a explorar sobre lo que siente y sobre lo que la define como persona. En Quiela podemos ser testigos de un proceso de duelo y de la transformación de una artista que, en un momento de crisis, cuestiona y redefine el significado de ser mujer, amar y estar sola.
(Miréia Anieva)