Al internarse en el barrio de la Merced, la calle República de Uruguay adquiere una nueva identidad, marcada por los comercios de la zona, pero también por una historia que se remonta hasta la época colonial y al auge y declive de la fe católica
En la esquina de Correo Mayor se encuentra el templo de Nuestra Señora de Balvanera. Este espacio tiene su origen en una casa de recogimiento para prostitutas establecida en el siglo XVI, que más tarde se convirtió en un convento llamado Jesús de la Penitencia. Con el patrocinio de una viuda adinerada, la iglesia quedó concluida en 1671 y, luego de algunas modificaciones, se convirtió en la catedral del culto maronita, dedicada a San Charbel, con su campanario revestido de azulejos; el resto del conjunto desapareció con la Reforma en el siglo XIX.
Justo a un costado de la iglesia se extiende el transitado Pasaje Yucatán, que destaca por sus múltiples puestos de comida. Y a una cuadra sobrevive el Callejón de Tabaqueros; como dato curioso, su trazo fue creado para evitar que las monjas de Balvanera tuvieran algún encuentro con los religiosos del vecino Colegio de Porta Coeli, cuyo edificio también fue demolido tiempo después y sólo se mantiene en pie el pequeño templo.
Hacia el oriente, en el número 136, estuvo el Colegio de Comendadores Juristas de San Ramón Nonato, que daba nombre a este tramo de Uruguay. Dicha institución abrió sus puertas en 1654 y sobrevivió hasta 1840; después, la planta baja fue ocupada por varios negocios, como una cervecería y una tienda de abarrotes, y se le agregaron dos niveles. En la actualidad conserva la portada con la efigie del santo patrono y el escudo de armas de su fundador, fray Alonso Enríquez de Toledo.
En los alrededores quedan algunas muestras de distintas etapas en la arquitectura, como la residencia marcada con el número 117, que data del siglo XVIII, o la del 142, que antes fue una sucursal del extinto Banco de Londres y México. La del 115 fue realizada con el estilo ecléctico característico del Porfiriato, y uno de sus locales alberga el restaurante La Corte desde 1952; en la acera opuesta hay que ver los departamentos del Edificio Cogordan S. A. La vecindad del 171 también amerita una visita, ya que, a pesar del deterioro, permanece como un vestigio del ambiente tradicional en este barrio.
Entre Jesús María y Talavera, una amplia barda esconde el claustro principal del antiguo convento de Nuestra Señora de la Merced, considerado uno de los más bellos de la capital por la decoración de sus arcos y columnas. En el siglo XIX, este inmueble se salvó de la demolición que acabó con el resto del complejo mercedario, incluido el templo, para crear la Plaza de las Atarazanas, ahora llamada Alonso García Bravo; recientemente, su aspecto sufrió una intervención poco afortunada, pero hasta la fecha permanece cerrado. Por una temporada, en el interior vivieron los artistas Gerardo Murillo y Carmen Mondragón, mejor conocidos como Doctor Atl y Nahui Ollin; como testimonio de su paso por este lugar, el primero escribió la novela Gentes profanas en el convento, editada en 1950.
A esta altura, República de Uruguay se llamó Puerta Falsa de la Merced. En 1867, la cuadra quedó dividida con la prolongación de la calle de Talavera hacia el norte a través del viejo convento, y del lado oriente quedó otro claustro más pequeño, ocupado por diversos negocios.
Fotos: Lulú Urdapilleta