Todos los que vivimos en la Ciudad de México hemos caminado al menos alguna vez por la calle Ámsterdam de la colonia Condesa. Además de sus plazoletas y su estilo arquitectónico art déco esta calle se caracteriza, en primer lugar, por su trazado elíptico. No importa dónde empieces a recorrerla, si te sigues sobre ella vas terminar dando vueltas. Sergio Schmucler, escritor y guionista argentino, decidió contar una historia ubicada en este lugar tan excepcional. En su novela El guardián de la calle Ámsterdam el protagonista es Galo, un niño atrapado en dos declaraciones: su padre le dijo “serás carpintero o no serás nada” y, por otro lado, su madre expresó “mi hijo nunca saldrá de esta casa”. El niño decide no ser nada y no moverse de su casa, usando una estrategia que se trata de conocer el mundo caminando siempre por la misma calle. A través de su “inmovilidad”, Galo cuenta una historia sobre sí mismo, sobre su familia y sobre los personajes que se van sumando a los cuartos de su casa (que son puestos en renta): un peluquero español, una familia que viene de Berlín, un cura, una pareja de estudiantes y otros más. Con una prosa muy dinámica, el autor explora la idea de la identidad, la vida del exilio y las formas de la memoria. Pero, sobre todo, demuestra que para hablar del mundo no es necesario haberlo recorrido todo; basta con hablar de la pequeña parte que nos tocó habitar.
El guardián de la calle Ámsterdam
Sergio Schmucler
Editorial Elefanta
Librerías Educal
$200
(Miréia Anieva)