Colectivo Aguanieve presenta una nueva puesta en escena donde explora los límites sociales y la negación de aceptar lo que ya está establecido
Un golpe seco. Un concierto ensordecedor. Un baile intenso del que después no te levantas o lo haces ya siendo otro. Así es Con una mitad unida a tierra firme y la otra mirando al océano, una creación colectiva que se niega a aceptar el mundo tal como “es” o incluso como “debería ser”. Un grito juvenil que reniega de un mundo en el que ya no encuentra representaciones, pero sí fronteras.
En el escenario, hay dos personas vestidas de forma extravagante: Gerardo Sotelo Manrique que, peinado con dos colitas, baila enérgicamente sin detenerse un solo segundo, y Lilian Rivero, quien luce un despampanante vestido rojo, mucho maquillaje y unos lentes que parecen antifaz.
“No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente”. “Pero, ¿quién es traidor? El otro que no es como nosotros. El otro que no cree ser como nosotros”. “Todos los días nace una nueva frontera”. Sus palabras son alfileres que tejen un discurso fragmentado, pero poderoso. Frases entrecortadas —a veces por una iluminación rebelde y otras por unas barras de luz neón— que hablan desde el yo más íntimo hasta el aspecto más social en el que una mujer habla desde una feminidad derrotada o en el que otra mujer (pero con voz de hombre) no espera una revolución porque seguir esperando es una locura.
Colectivo Aguanieve se apropia y despedaza textos de autores como Alessandro Baricco, Virginie Despentes, Clarice Lispector, Amos Oz y Gabriel Trujillo Muñoz para escribir y dirigir esta puesta en escena esencialmente experimental y frenética que busca poner en crisis las formas de mirar el mundo porque no hay una sola realidad, sino muchas. Puedes verla en el Foro A Poco No que se encuentra en la calle de República de Cuba 49, col. Centro. Estará hasta el 28 de abril y la entrada general cuesta $150.
Foto: Especial