9 de julio 2018
Por: Daniela Barranco

La reina del neoperreo está de vuelta

Valeria Cisternas, mejor conocida como Tomasa del Real, acaba de lanzar Bellaca del año, su primer disco grabado de manera profesional

 

Tomasa del Real llegó para romperla. Para empezar, es la reina del neoperreo —así se autodefine— y ahora está de regreso con su nuevo disco, Bellaca del año, el primero que graba de forma profesional. “Es lo que había estado esperando desde hace mucho tiempo, porque yo empecé como una artista independiente haciendo la música en mi casa. En este disco trabajan productores geniales. Fue un trabajo entre varias personas. No es como antes que lo hacía yo, en mi casa sola con mi computadora. Mi canción ‘Barre con el pelo’ la hice con DJ Blass; yo escuchaba sus canciones cuando era chica. Trabajar con esa gente ahora es como un sueño”, cuenta la chilena, quien lleva cuatro años viajando entre su tierra y la CDMX.

¿Esto ha cambiado tu música?

Sí, evolucionó. Pasó de ser algo que no tenía mucha preocupación, sino que era más para divertirme; ahora ya es un trabajo y pienso “quiero hacer bailar a la gente, pero quiero que suene bien”. Hay que estar actualizado. Hace tiempo que no sacaba música porque no quería seguir grabando en mi casa, eso me empujó a buscar a gente más pro que yo.

Se habla mucho del neoperreo, e incluso eres la reina de este género, pero ¿cómo lo defines?

Es el cruce de la era digital —todo lo que puedes encontrar en internet, como los sonidos— con el perreo, que es el baile de los latinos. Puedes perrear hasta una cumbia. Esta palabra nace de la necesidad de poder explicarme, porque sí estoy muy inspirada en el reguetón, pero creo que la música que hago no lo es 100%, porque no es clásico. Entonces para poder explicar mejor lo que hago, empecé a usar este término. Creció mucho y se usa para representar a toda esta nueva generación que hace este estilo de música.

Por ejemplo, mi mamá me regaló una computadora y ahí me empecé a grabar. Es bien específico el camino de tener acceso a una tecnología y poder ser cantante hoy. Soy hija de ese computador, no de haber estado cantando o de tener un interés en la música en especial, sino que nació al ver y crear por medio de la tecnología. Es otra escuela.

Antes eras tatuadora…

Estudié diseño de vestuario —nada que ver—. Cursé un par de años, me aburrí y empecé a hacer otras cosas; luego me fui a vivir a Buenos Aires. Ya no estudiaba, pero hacía ropa. Ahí todos mis amigos eran tatuadores y me metieron a ese mundo. Cuando volví a mi ciudad, monté una tienda de ropa y me empezó a interesar mucho el tatuaje; ahí practiqué, tatué a mis amigos. Me dejó de interesar la ropa y me dediqué al tatuaje tradicional, toda mi escuela fue old school. Dejé de tatuar y comencé a promover la música que estaba haciendo para no aburrirme. Se trata siempre de buscar diversión, de buscar qué hacer con lo que uno va aprendiendo. De repente tienes acceso a algo y eso se convierte en algo que te apasiona. Viajé mucho gracias al tatuaje y de repente ya estaba tocando en el Sónar, en España. La música se fue comiendo mi tiempo y tuve que dejar el tatuaje de lado.

Es padrísimo que puedas viajar gracias a la música, como a lugares en Europa, donde nadie se imaginaría a la gente perreando.

Es algo mundial lo que está pasando, que artistas como J Balvin suenen en todos lados. Es porque está de moda lo latino, pero porque es necesario: en los países donde hace tanto frío, el contacto con las personas es difícil, entonces cualquier momento de distensión, de tocarse y de animalizarse de nuevo es muy preciado.

Recuerdo una vez en un festival en Viena, había muchos escenarios grandes y uno de ellos era para performances, muy chill; se nos ocurrió poner un mixtape de reguetón de Tony en SoundCloud —mi DJ—. El lugar se llenó de gente que estuvo bailando. Más tarde fueron los organizadores a decirnos que iban a poner otra música, porque toda la gente del festival quería estar ahí.

No te declaras feminista…

El reguetón, así como otros géneros o disciplinas, tiene diferentes enfoques. No creo que sea para todo el mundo ni que todos tengan que escucharlo. El reguetón es música latina que nos conecta con una realidad de la que no se hablaba antes, se tapaban mucho los contenidos con las fantasías Disney. Llegó esta música que representa la realidad sin censura y la gente la acogió. ¿Puedes culpar a la gente por eso? No.

Mi música no se define por mi sexo o mi condición de mujer, sino desde mi necesidad y personalidad para crear algo. Me considero una artista como cualquier otro. Canto lo que me gusta escuchar.

¿Qué es lo más difícil de tu carrera?

Dormir tarde y trasnochar. Todo ese mundo de la noche no es algo tan lindo. Es como un mar: algunos se ahogan y tú tienes que estar ahí en el salvavidas bien agarrado, porque, si no, te puedes ir en el mar con esa gente. Al final tú tienes que ir a cantar y quedarte hasta que se acaba todo. Lo que no se ve es lo más pesado.

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