Este 4 de mayo se cumplen 79 años del nacimiento del ensayista y cronista capitalino Carlos Monsiváis (1938-2010). Y qué mejor manera de recordarlo que dando un paseo largo por sus lugares favoritos en la ciudad, esos sobre los que escribió, amó y odió hasta los últimos días de su vida
Plaza del Ángel
Si algo caracterizaba a Carlos Monsiváis –además de su amor por los libros, por los gatos y la ironía con la que hablaba de cualquier tema–, eso era el gusto que tenía por coleccionar antigüedades.
Uno de los lugares preferidos del ensayista para coleccionar piezas curiosas y antiquísimas era la Plaza del Ángel, un centro comercial dedicado a la compra-venta de antigüedades, localizado entre las calles de Londres y Hamburgo, en la Zona Rosa.
Es la plaza de ‘reliquias’ mexicanas más importante a nivel nacional e internacional y en ella se pueden encontrar galerías con muebles y figuras decorativas que van desde la época colonial hasta minimalistas.
Tianguis de antigüedades de La Lagunilla
Es el mercado de pulgas de mayor tradición en la capital, donde lo mismo se puede ver a turistas extranjeros en busca de antigüedades, que a gente que sólo va a comer por ahí. Cuando aún vivía, Carlos Monsiváis era una de las miles de personas que visitaban este lugar.
Ahora, a 78 años del nacimiento de ‘Monsi’ y casi seis de su muerte, varios de los objetos que adquirió el también cronista de la Ciudad de México pueden observarse en el Museo del Estanquillo, ubicado en el Centro Histórico de la capital.
Su casa
Familiares y amigos recuerdan a Carlos como una persona muy hogareña. La razón principal, coinciden Rafael Barajas ‘El Fisgón’ y Beatriz Sánchez, prima del ensayista mexicano, era que ahí, en el domicilio San Simón 62, colonia Portales, estaban sus 12 gatos y su biblioteca con aproximadamente 24 mil libros y folletos.
“A Carlos le gustaba mucho estar en su casa, en su estudio. No tenía la necesidad de ir a bibliotecas porque ahí tenía todos los ejemplares que necesitaba”, señala ‘El Fisgón’.
Actualmente, la biblioteca de Monsi se encuentra en el ala poniente de la Biblioteca de México, en la Ciudadela.
Wings de Calzada de Tlalpan
Aunque en la esquina de Calzada de Tlalpan y Av. Antonio Rodríguez ahora hay una farmacia, algún tiempo este predio estuvo ocupado por un Wings, que según comenta Beatriz Sánchez, Carlos solía visitar.
“Ahí, Carlos citaba a sus amigos y se reunía con ellos porque le quedaba cerca de su casa este restaurante”, dice Beatriz.
También solía ir a comer a los restaurantes Bellinghousen (Zona Rosa) y André (Miguel Ángel de Quevedo), pero lo que más disfrutaba era las garnachas, recuerda su familiar: “Carlos no era amante de la alta comida sino de la cocina mexicana”.
Hotel Gillow
Otro de los lugares en los que acostumbraba estar Carlos Monsiváis era la habitación de un hotel del Centro Histórico.
Así es, cada 16 de septiembre Monsi rentaba una habitación en el Hotel Gillow, ubicado en la esquina de 5 de Mayo e Isabel La Católica, para mirar desde lo alto el desfile militar que año con año pasa por ese punto de la capital.
Ante todo, Carlos Monsiváis era observador de la cultura popular en su diferentes manifestaciones y disfrutaba inmiscuirse o aparecer, sin premeditación alguna, en los retratos cotidianos de la modernidad.
‘El Fisgón’ recuerda una anécdota al respecto, mientras caminaba con Monsi en la Zona Rosa: “Pasaba el Turibús a un lado nuestro y el guía les decía ‘Aquí está el Ángel de la Independencia’ y del otro lado… ¡del otro lado está Carlos Monsiváis! Entonces la gente empezó a gritar; las personas se entusiasmaron más de ver a Carlos que al Ángel. Carlos sólo re rió, con el humor que lo caracterizaba”.
Museo del Estanquillo
Antes de morir, fue uno de los lugares que más visitó Monsi, pues el escritor dejó en este recinto ubicado en la esquina de Madero e Isabel la Católica una colección con más de 20 mil piezas de la cultura popular mexicana.
A partir de junio de 2011, un año después de su muerte, las cenizas de Monsi reposan en la Sala de Lectura de este museo. Fue el escultor Francisco Toledo, amigo del ensayista, quien creó ‘La Gaturna’, la urna en forma de gato que contiene los restos de Monsi, simbolizando el gusto que éste tenía por los felinos.
El Museo del Estanquillo abrió sus puertas en el año 2006, impulsado por el deseo de Carlos Monsiváis de compartir su colección con el pueblo mexicano. Esta colección está integrada por más de 20 mil piezas, entre las que destacan documentos históricos, pinturas, fotografías, dibujos, grabados, partituras, caricaturas, miniaturas y maquetas.
De la diversidad de estas colecciones surge el nombre del museo, como una analogía con los pequeños comercios, que en el México del siglo XIX y primera mitad del XX se conocían como “estanquillos”, en los que era posible adquirir prácticamente todo tipo de mercancías.
(Fotos: Cuartoscuro y Notimex).