El culto a la Santa Muerte existe desde hace muchos años, pero en la Ciudad de México una casa dentro del ‘barrio bravo’ se ha convertido en el epicentro de este fervor.
El primer día de cada mes, la calle de Alfarería en el barrio de Tepito se llena de creyentes de la Santa Muerte o la Niña Blanca, como le dicen de cariño. Gente de todas las clases sociales llegan temprano al hogar de Enriqueta Romero, señora que desde hace más de una década tiene un nicho en la entrada de su casa.
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La historia del lugar comenzó en el 2001, cuando uno de los siete hijos de Doña Queta, como mejor se le conoce, llegó con un regalo de más de metro y medio de altura: una imagen de la Santa Muerte. En un principio, la señora intentó dejarla dentro de su hogar, pero como éste es pequeño prefirió ponerla a la entrada de su casa.
Aunque en un principio su esposo no estaba de acuerdo, la señora le pidió hacerle un nicho al exterior y poco a poco se fue haciendo más popular por la gente que transitaba en la zona. Doña Queta nunca se imaginó que ese regalo y su pequeño nicho se convertirían en el centro de devoción de la muerte más importante de la capital.
Como la gente comenzó a llegar en gran cantidad, la familia decidió poner su propia tienda de veladoras, amuletos y más. Aunque, dicen, no es un negocio ya que todo el dinero que recaudan por la venta de productos, como por las limosnas, va directamente para la limpieza y arreglo del lugar y de la imagen.
El DÍA DE DAR GRACIAS
Algunos seguidores de la Santa Muerte dicen que la fecha para celebrar a esta imagen es durante la celebración del Día de Muertos, sin embargo, en la calle de Alfarería, se ofrece una misa en su honor durante el primer día de cada mes, ya sea para agradecer por el ciclo que acabó o pedir por el que inicia.
Durante esta fecha, cientos de personas de distintos rincones del país llegan con veladoras y grandes arreglos florales, todos con el objetivo de esperar a las cinco de la tarde para rezar un rosario ante la imagen.
Algunas personas que la adoran llegan al altar en procesiones o hincadas, esto para cumplir con una manda por algún favor obtenido. Además, hay quienes también consienten a su “flaquita” con frutas, inciensos, vinos, monedas, dulces y hasta mariachi.
Según los creyentes, cada que enciendas una veladora para ella lo debes de hacer con verdadera devoción para que funcione. Los colores de éstas dependen del favor que se pida: verde para problemas legales, mientras que para la salud, dinero y amor son morada, amarilla y roja, respectivamente.
Pero si no te entra el estudio puedes llevar tu veladora morada, aunque si lo que quieres es alejar a alguien de tu vida utiliza la negra, y la blanca es para pedir paz y protección.
A pesar de que la Iglesia Católica no aprueba su adoración, la misa que se le ofrece al inicio de cada mes es prácticamente igual a cualquier otra festividad de esta religión: Ave María, Credo, Padre Nuestro y los nueve misterios. Así que nada ha impedido que cada día vaya en aumento esta práctica cada vez más popular, eliminando el prejuicio de que únicamente delincuentes o narcos la adoran.
Dónde: Alfarería #12, colonia Morelos, delegación Cuauhtémoc
(Fotos: Dulce Ahumada / Cuartoscuro)
