1 de junio 2016
Por: José Quezada Roque

El lado B del Teatro La Capilla

La Capilla, un proyecto que en sus primeros años de vida impulsó Salvador Novo, luego fue abandonado y se reinauguró hace 14 años, es uno de los referentes del teatro mexicano.

En el año de 1949, el poeta Salvador Novo adquirió un terreno de aproximadamente mil metros, en Coyoacán, que antes había sido ocupado como una hacienda y que tenía una antigua capilla abandonada. El trabajo arquitectónico fue una labor de Alejandro Prieto, el arquitecto a quien también le debemos el Teatro Insurgentes y el Teatro Xola.

Aunque desde su primera función, un 22 de enero de hace 63 años, fue un recinto cultural donde se estrenaron en México algunas obras fundamentales del teatro contemporáneo, Novo tuvo que cerrarlo después de un par de años de éxito. El tiempo en el que su primera función —El presidente hereda, de Cesare Giolio Viola— alcanzó las 142 representaciones había quedado muy lejos.

El médico Salvador López Antuñano heredó el teatro cuando Novo falleció, en 1974. En los 80 la directora Jesusa Rodríguez habló con el médico para que la construcción volviera a albergar un recinto y se iniciara un trabajo de remodelación. En ese entonces cambió su nombre por el de El Hábito, como un teatro cabaret, inaugurado en 1992.

En la actualidad, La Capilla es la casa de la compañía teatral Los Endebles, dirigida por Boris Schoemann, director nacido en París.

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