Los padres dominicos fueron quienes, en 1711, construyeron la capilla del Convento de Porta Coeli, que significa puerta del cielo, como un anexo del colegio con el mismo nombre. En ese lugar hace más de 300 años supuestamente ocurrió el milagro del Señor del Veneno, conocido también como el Cristo Negro.
En la iglesia destaca la figura del Cristo Negro, copia de la imagen original a la que acuden diariamente cientos de fieles para pedir algún favor, con la particularidad de que desde hace más de medio siglo su culto se realiza en tres idiomas: español, griego y árabe. Todo ello se debe a que en 1952 los greco melquitas católicos (más conocidos como Rito bizantino) ocuparon el convento para honrar a la Virgen del Perpetuo Socorro.
La iglesia está decorada con imponentes mosaicos bizantinos que relatan la vida de Cristo y de la Santísima Virgen María, y fueron elaborados por el artista Manuel Pérez Paredes, están detallados en azulejos que son el atractivo de la iglesia.
La iglesia está ubicada en Venustiano Carranza 107, en el Centro Histórico.