Cuando has librado con éxito 20 cirugías plásticas, debes de saber que para la número 21 todo puede salir mal. O por lo menos esa es la idea de la que parte Fernando Lobo en su novela más reciente: Friquis.
Tania Monroy, cantante de cumbias norteñas y espectacular conductora del programa Sábado especial, está en lo más alto de su carrera: con la mirada de millones encima, es la estrella a la que todos desean y el modelo a seguir de todo un país. Sin embargo, el sueño se viene abajo cuando, ante la negativa de su médico de cabecera, la exmiss Tamaulipas decide recurrir a una clínica en Houston para afilar un poco más su nariz y sin imaginar que saldrá del quirófano mutilada.
Y el problema se complica cuando tienes a una manada de periodistas de espectáculos hambrientos (Lobo los llama “los intelectuales del chismorreo”) siguiendo cada uno de tus pasos. Con Mac Cervantes y Susana Colmenares a la cabeza, la revista Farándula está dispuesta a hacer lo que sea necesario por cubrir la historia que promete romper todos los récords de ventas.
Pero eso no es todo. El catálogo de fenómenos incluye también a Germán Casas, “el Cigüeñal”, un experto en efectos especiales que ahora se dedica a la piratería y capaz de hacer cualquier cosa por la Monroy; Marieta Usaín una joven figura de la música pop que ha llevado una turbulenta vida y ahora se encuentra desaparecida; Pepe Ortigoza, vicepresidente de Telemanía y uno de los titiriteros detrás esta caricatura.
Friquis retrata un mundo frívolo en el que todos sus personajes sueñan con escalar en la pirámide social sin importar sobre quién tengan que pasar, un lugar en el que la prensa sensacionalista es un éxito porque rellena los vacíos de las aburridas vidas de sus consumidores, una realidad no muy distinta de la nuestra con estrellas de plástico y desechables.