Desde hace una década, Llorona Records se dedica a producir, documentar, promover y representar artistas únicos de la escena musical colombiana. Y suele citarse el disco homónimo de Mister Gomes en Bombay, la primera banda de Li Saumet (la vocalista de Bomba Estéreo), como el que detonó la idea de crear el sello.
Aquella banda fue un momento de exploración musical para todos los que luego estaría involucrados en Llorona, un experimento con el que buscaban conectar por primera vez el dub y la electrónica buscando un sonido local.
Llorona Records nació del encuentro de tres personas: Diego Gómez, quien estaba obsesionado por aque- llos años con montar un estudio de grabación; su hermana Eddy Johana, quien en ese momento regresaba de Argentina de estudiar Gestión cultural, y Andrés, un amigo de Diego que estaba huyendo del mundo corporativo.
Por aquel momento, mediados de la década pasada, ya se hablaba de la crisis de la industria musical por la llegada del Internet y la piratería, y cuando se reunieron a pensar en la idea de crear una empresa relacionada con la industria musical, coincidieron en que la mejor opción era hacer una fundación para trabajar con música tradicional.
“Teníamos claro que el objetivo era trabajar con música de raíz, recorrer Colombia, seguir reencontrándonos con toda la riqueza de este territorio que se hace tan evidente cuando tienes la oportunidad de verlo desde afuera”, explica Diego.
A 10 años de haber cobrado forma, Llorona Records se ha convertido en uno de los sellos independientes fundamentales de nueva música colombiana, y este fin de semana, como parte del cartel del festival Nrmal, tendremos oportunidad de escuchar en vivo varios de los proyectos que forman parte de su catálogo: Dub de Gaita, en el que se suma la cumbia de Los Gaiteros de San Jacinto al dub de Juan y Diego Gómez —el sábado a las 18:30h en el Deportivo Lomas Altas—; Cerrero, el proyecto solista de Diego —también el sábado a las 23h en el festival— y Los Gaite-ros, que tocarán junto a Dub de Gaita y luego el domingo darán un concierto de cumbia 100% gaitera en la Casa del Lago a las 13 h (con previo registro en las redes del festival).
En entrevista, Diego nos cuenta sobre los proyectos con que nos visitan.
¿Cómo surge la idea de trabajar con los Gaiteros para llevarlos al mundo del dub?
La idea de Dub de Gaita se fue dando a partir de conectar mis pasiones musicales. Lo primero que escuché de dub fueron unos discos que bajé por Napster de Adrian Sherwood y Mad Professor; en una época no podía parar de escucharlos. Al mismo tiempo, gracias a un amigo, empecé a estudiar música de gaita con Joche Plata, tambolero de Los Gaiteros. En esa época empezamos a ir mucho a festivales de música tradicional en pueblos pequeños del Caribe colombiano, como San Jacinto, Palenque, Ovejas. Eso fue un despertar musical impresionante. En esos festivales había grupos que tocaban por días enteros y llegaba un momento en que el ánimo festivo se tornaba en algo más místico y trascendental, el trance de la gaita. Cuando lo viví, supe que podía haber algo muy poderoso en experimentar con esa sonoridad y forma de tocar y las herramientas de la producción dubera, la consola como instrumento, los echoes, las reverberaciones, la manipulación del sonido.
¿En qué consiste Cerrero y qué lo hace distinto a Dub de Gaita?
Cerrero es mi proyecto solista, es un acto en vivo de música electrónica y dub que explora las posibilidades de un sampler, sintetizadores y la consola como instrumento creativo. Trabajo sobre grabaciones que he recolectado durante mi trabajo en Llorona Records buscando que el sonido responda a mi identidad, a mi historia como músico y productor. Dub de Gaita es una banda de ocho personas que nace de la invitación a Los Gaiteros de San Jacinto a montar un show de dub en vivo.
¿Cómo nace “Cuando canto grito”, el tema de Cerrero recién estrenado?
Es la segunda parte de la colaboración con Lucía Pulido para Cerrero. La letra es la adaptación del poema “Las mujeres que cuando cantan”, de María Paz Guerrero. Aprovechando una corta visita de Lucía a Bogotá, nos reunimos en el estudio a grabar las voces sobre una idea de melodía sencilla que tenía a partir de unas guitarras que había grabado con Juan Miguel Sosa. Lo repetitivo, la voz y la palabra, tres poderes. Lucía es una gran cantante que ha logrado llevar la música tradicional y popular colombiana a circuitos como el del jazz en Nueva York, creo que es una de las voces más increíbles de Latinoamérica actualmente.
La voz, lo repetitivo y algunas palabras poderosas del tema me hicieron pensar en el poderío detrás de los ícaros que se cantan en las ceremonias de ayahuasca, por ejemplo. ¿Es coincidencia?
Música ritual, la repetición como herramienta para dejar la mente en blanco, está en todas las culturas de una manera u otra, nosotros crecimos con eso, en el colegio nos obligaban a rezar rosarios (risas). En gran parte de la música ancestral predomina el ritmo y la melodía, y la deconstrucción del dub propone esa búsqueda, buscar los elementos esenciales, el espacio y el silencio. La poesía es la economía de la palabra, cada verso, cada palabra debe decirlo todo, un enfoque muy minimalista, como lograr la imagen más fuerte con una o dos frases. Creo que esa es la clave de una buena canción. Cuando tuve la oportunidad de trabajar con Adrian Sherwood siempre me decía que pensáramos que le sobraba a la mezcla, que podríamos quitar para que hubiera más espacio. Me parece interesante buscar ese aspecto ceremonial en la música, es algo que se puede sentir en una buena sesión de reggae o bajo la guía de un taita en una toma de ayahuasca.
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