Las fondas tienen un papel importantísimo en la vida de todo buen godín. Sin embargo, este espacio que debería ser sagrado y ajeno al estrés del trabajo y la ciudad nos recuerda que nada —ni siquiera la hora de la comida— es perfecto en este mundo
LAS TORTILLAS
En la carta te ofrecen unas carnitas. Ya te las saboreaste, ya las oliste… y te las sirven sin tortillas. El verdadero problema es que nadie sabe a dónde fue la persona que mandaron por ellas.
¿Y LA SALSA?
En la carta hay tortitas de carne y milanesa, con su respectivo arroz y frijoles, pero no hay salsa, desapareció, ya mandaste un anuncio a Misterios Sin Resolver y nadie sabe nada.
LIMONES
Vas a comerte unos camarones, un coctel o unas pescadillas. Pasas por alto que no tienen la salsa ideal, pero y ¿los limones? Espera, ya llegaron, pero no tienen ni una gota de jugo.
SAL
Todo lo quieres con sal. Esta es una de esas injusticias de la vida. ¿La solución? Haz una marcha en Facebook para que todas las fondas de la ciudad tengan sal y que nadie viva otra vez sin ella.
EL PLATILLO MÁS CHIDO
Llegas a comer y todo es perfecto: salmón, carne tártara, lasaña y hasta jamón serrano vienen en la carta. Espera, ya se acabó todo. Sólo hay enfrijoladas y chilaquiles.
CAMBIO
Comiste como rey, pides la cuenta, te acercas a pagar, sacas tu billetote de $500 y te dicen que no hay cambio. Sacas el de $100 y también te batean. Y para colmo no tienen terminal.
HIGIENE
Algo que nunca puede faltar en las fondas son el cubierto sucio, el pelo en la sopa, el mantel manchado y la cucaracha amistosa que te espía desde la cocina.
EL MENÚ
¿Cuántas veces has ido a una fonda y no hay nada? La mesa está vacía y no hay ni una pequeña carta escrita a mano o una cartulina con la lista de platillos. Acompáñame a ver esta triste historia.