Los habitantes de… la Estación Central de Bomberos

Ciudad

Fue en 1957 cuando se construyó esta estación de bomberos y desde entonces sus habitantes no han parado de salvar vidas. 

Todos los días esta estación recibe alrededor de 150 llamadas de emergencia, de las cuales casi la mitad son falsas, situación que preocupa a sus habitantes, ya que al acudir a estas supuestas alarmas, muchos de sus elementos se han accidentado en el trayecto o han dejado de atender urgencias reales.

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Los bomberos de la Estación Central Comandante Leonardo del Frago no sólo atienden incendios, también emergencias como fugas de gas, descargas eléctricas, rescate y búsqueda de personas, rescate de animales y hasta se encargan de retirar enjambres, por mencionar sólo algunas de las múltiples cosas que estos héroes sin capa hacen cada día por la ciudadanía.

Ahora conoce las historias y qué motivó a estos superhéroes a realizar esta noble acción en la que arriesgan la vida para resguardar la de otros.

Lo aprendió de su padre

Hugo Alejandro Ibarra viste su uniforme de manera impecable, este consta de pantalón azul marino, camisa blanca, gorra de guarnición y lustrosos zapatos negros. Su primer acercamiento a una estación fue de la mano de su padre —quien también fue bombero—, fue ahí donde aprendió a dar la vida por los demás. “Desde pequeño me gustó, siempre quise ser como él (su padre)”, recuerda.

En 18 años de carrera le ha tocado ver de todo: personas quemadas, muertes y hasta intentos de suicidio, como el que atendió hace unos años. “Salimos a una emergencia porque un chavo se quería aventar de un puente que está sobre Circuito Interior, el chico estaba tomado, tenía unos 25 años, hablamos con él y después de un rato, logramos que se desistiera”, aunque no siempre han corrido con esa suerte, hay veces que no llegan a tiempo, comenta.

En otra ocasión, “salió el camión para incendios, estaban tres niños atrapados dentro de una casa que se estaba quemando, su papá salió por las tortillas, había preparado la comida y dejó la estufa prendida en lo que volvía, nada pudimos hacer por ellos”, comenta con un tono de suma tristeza.

A pesar de las múltiples tragedias de las que ha sido testigo, Hugo dice sentirse satisfecho al realizar su trabajo y asegura que no hay mejor paga que el agradecimiento y el respeto que las personas le tienen.

Es la heroína de su hijo

Paola Vázquez es de complexión delgada y tez morena, tiene alrededor de 30 años, y comenta que hace un año y tres meses llegó a trabajar a esta estación, donde se ha sentido protegida y apoyada por sus compañeros. “Son muy respetuosos, nunca he tenido un trato privilegiado, las mismas actividades que hacen ellos, las realizo yo”.

Cuenta que desde niña admiró a los bomberos, “recuerdo que en alguna ocasión vi a gente preocupada por algún tipo de accidente, pero cuando decían ‘ya llegaron los bomberos’, ellos se sentían aliviados y protegidos”, comenta mientras una ligera sonrisa sale de su rostro.

Las emergencias más difíciles que le ha tocado ver es la de rescate de cuerpos, sin embargo se reconforta y recuerda que no debe sentir asco ni cobardía, a pesar de que le ha tocado rescatar cadáveres en descomposición. “Me cuesta trabajo creer que la gente muera en esa situación de abandono”.

Para Paola, ayudar y salvar vidas es su mayor triunfo, es por ello que da todo para hacerlo, sin embargo los tristes recuerdos no quedan en el olvido: “Perdí a mi marido hace cuatro años en un accidente, mucha gente estuvo con él para ayudarlo, pero nadie estaba capacitado para brindarle los primeros auxilios y murió”, recuerda casi al borde del llanto.

Pero Paola tiene otro aliciente, su pequeño hijo, “soy su superhéroe, no puedo fallarle”, comenta y deja salir una gran sonrisa.

No le gustan las llamadas falsas 

El día de Raúl Méndez Salazar comienza a las 5 de la mañana cuando sale de su casa para llegar a la Estación de Bomberos a las 6:30. “Saco mi equipo y me uniformo con la pantalonera, el chaquetón y el casco”, describe su rutina mientras revisa minuciosamente su camión.

Una vez que llega a su lugar de trabajo se les asignan las tareas, les puede tocar los radios, teléfonos o la guardia, “todos ayudamos con todo”, explica. Además comenta que al día cubren de 130 a 150 llamadas de emergencia, “pero casi la mitad son bromas, tanto de niños como de adultos”, dice un tanto desconcertado.

Al salir a atender este tipo de llamados, algunos bomberos han sufrido accidentes. Cuando ha ocurrido, la estación manda otra unidad, eso quita a los bomberos la posibilidad de atender una emergencia real y salvar vidas.

Raúl es bombero desde el 88, comenta que cuando ingresó no había tantas capacitaciones: “Sólo nos daban un curso teórico y después uno práctico. Ahora cuentan con academias y hasta documentales”, dice orgulloso.

Además de cargar con la responsabilidad de salvar vidas, los bomberos también llevan su pesado equipo. “De 18 a 20 kilos, seco, cuando se moja llega a pesar el doble”, comenta.

Lleva casi 30 años en servicio, sin embargo asegura que aún hay emergencias de las que no se repone, como la que ocurrió en el edificio Miravalle: “Fue en por el año 91 o 92, acudimos ante el llamado de emergencia, se estaba quemando un edificio, fue muy triste porque hubo pérdidas humanas y el lugar se quemó totalmente”, recuerda.

 

Puedes dar el tour 

En caso de que quieras conocer más sobre la labor que realizan los bomberos, puedes acudir a la Estación Central Comandante Leonardo del Frago, que se se encuentra en el cruce de Fray Servando Teresa de Mier y Avenida del Canal, colonia Merced Balbuena, en la delegación Venustiano Carranza. Uno de los bomberos te dará un tour por la estación, hay fotos, camiones de distintas épocas e incluso te puedes subir a uno y tomarte la foto para el recuerdo.

Dónde: en el cruce de Fray Servando Teresa de Mier y Avenida del Canal, col. Merced Balbuena, Venustiano Carranza

(Fotos: Dulce Ahumada)