Madero es una de las calles más transitadas de la Ciudad de México, se dice que por ella pasan alrededor de 400 mil personas al día. Si alguna vez la has visitado, tú también eres parte de los personajes que la habitan
Ubicada entre Eje Central Lázaro Cárdenas y el Zócalo, Madero es una de las más calles más antiguas de la Ciudad de México. El nombre le fue otorgado por Pancho Villa, en la segunda década del siglo XX en honor a Francisco I. Madero, pues consideró que una de las avenidas principales de la ciudad tendría que perpetuar la memoria de este personaje.
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Anteriormente, esta vía se llamó San Francisco, porque el convento de ese nombre se encontraba al inicio de la calle, exactamente en lo que hoy conocemos como Eje Central Lázaro Cárdenas; posteriormente tuvo el nombre de Plateros, porque el Marqués de Cadereyta, quien era Virrey en 1638, dio autorización a los comerciantes de la plata para que se establecieran en esta calle.
Desde el 2010, este lugar se convirtió en un corredor exclusivo para transeúntes, la vida nocturna y el comercio; aquí puedes adquirir productos de distintas marcas nacionales o internacionales. Otro atractivo del lugar son sus personajes, sobre la calle puedes encontrar a Batman, Gatubela, Superman y las estatuas vivientes, quienes gustosos se toman la foto con los paseantes de esta calle.
Nada por aquí, nada por allá
Aveces puede resultar difícil transitar por la zona debido a que los peatones se aglutinan para apreciar el espectáculo de ilusionismo del mago, su nombre es Juan Fonseca, cubano de nacimiento pero mexicano de corazón. “México me abrió las puertas y por ello le guardo un gran cariño a este país tan mágico”, nos cuenta el hombre que viste pantalón y saco en color café.
Él no necesita decir una palabra para impresionarnos con sus actos de ocultismo, con su varita mágica puede hacer que su mesa de trabajo levite a su antojo: “Desde niño me nació la inquietud de practicar la magia, antes era sólo un juego, hoy es lo que me da para comer”, comenta.
Madero es su oficina, su casa y su vida; aquí lo podemos encontrar todos los fines y uno que otro día entre semana. “Para mi es una gran satisfacción ver la cara de asombro de la gente con mis actos, ver pasar a los niños con sus risas me llena de emoción y motivación. El público y la calle son mi fuente de inspiración”.
Revolucionarios
Este par de hermanos son de los personajes más sobresalientes de la calle, al ritmo de música tradicional mexicana invitan a los transeúntes a tomarse la foto con ellos. Son estatuas vivientes, están bañados en cobre, aunque en realidad es simple pintura.
Sus nombres son Raúl y Norma Solis, tienen alrededor de siete años habitando esta calle. Comentan que la vida en esta calle de la Ciudad de México no ha sido fácil: “Costó trabajo acostumbrarse al sol, aunque se compensa porque no tenemos un patrón, ni un horario”, dice Norma.
Por su parte Raúl, con rifle en mano, dice gustarle el arte urbano, lo aprendió de su familia, quienes también se dedican a lo mismo: “Le he hecho a todo, he personificado a Zapata y a Villa, también fui mago”, platica mientras toma un breve descanso.
Estudio Fotográfico
Ante la mirada de los curiosos, en medio de la calle se encuentra una bella quinceañera, quien porta un largo vestido en color verde con bordados beige, y un elaborado peinado. Su nombre es Montserrat Domínguez Fernández y posa de manera natural ante una cámara. “Otra toma porque saliste cachetona”, se escucha a lo lejos la voz del fotógrafo, un tanto apurado porque el sol está por quitarse.
Montserrat viene desde Puebla, su fiesta de quince años será el 29 de abril, aunque se anticipó un poco con la foto porque no quiso que le ganara el tiempo. “Vengo desde Zacatlán, Puebla. La calle se me hace un lugar bonito por sus edificios y como fondo para mis fotos está muy bien”.
Mientras se retoca el peinado y el maquillaje comenta que no conocía la Ciudad de México, y menos había visto la calle en alguna revista. “Mi hermano me platicó que esta calle es muy bonita, me dio la idea de viajar para acá para hacer mi sesión fotográfica “.
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