En noviembre 1961 un grupo de artistas (y no artistas) entre los que se contaba a José Luis Cuevas, Pedro Friedeberg, Kati Horna y Mathias Goertiz presentaron una singular exposición. De manera radical, reunieron elementos y acciones poco habituales (como una gallina) para una galería de la época. Finalmente, su muestra de hartazgo contra “la atmósfera superficial e histérica del llamado mundo artístico” generó tal escándalo entre los asistentes a la Galería Antonio Souza que permaneció abierta apenas una noche.
Con apenas un par de crónicas periodísticas y versiones anecdóticas disgregadas, se ha generado un mito del acontecimiento, pues supuso un momento de inflexión para los cambios artísticos que vendrían. Pese a ello, hasta ahora se conocían pocos documentos.
Tras una inmersión en el archivo de Goeritz, resguardado en el Instituto Cultural Cabañas, en el Museo Experimental El Eco se presenta una serie de documentos inéditos sobre Los Hartos. La reconstrucción del emblemático episodio lleva a pensar nuevamente, como aquellos artistas, sobre la necesidad de “desinflar el arte”.
La investigación fue realizada por Mauricio Marcín, curador que se ocupa de volver sobre temas aparentemente revisados pero sobre los que aún queda mucho por saber. Así lo muestran sus trabajos sobre arte correo o el proyecto editorial sobre la figura de Fernando Gamboa, pionero de la museografía en México, que presentó recientemente en el Museo Jumex.
Los Hartos (otra vez) se presenta en del Museo Experimental El Eco hasta julio de 2014. eleco.unam.mx.
(CHRISTIAN GOMES)