Más costumbres de los fans del heavy metal defeño, quienes este fin de semana estuvieron de fiesta por el Hell & Heaven.
APRENDER IDIOMAS
Porque qué oso no corear correctamente las canciones, el metalero le echa ganas al inglés y, en caso de ser fan de Rammstein o soñar con viajar al Wacken Open Air, estudia alemán.
CRIAR METALERITOS
A la hora de reproducirse, los metaleros le compran a su prole playeritas, chamarritas, botitas y toda la parafernalia para que rockeen al ritmo de “Metal for babies”… o Cannibal Corpse, directo.
ODIAR A OTROS METALEROS
Casi no hay “panmetaleros” que escuchen todos los subgéneros. En general, se apegan a un estilo y desprecian a los demás por “faroles”, “blandengues”, “ser puro ruido” o “sonar a puro punchis”.
SER MALINCHISTAS
Abundan los metaleros de clase media que se creen escandinavos y desprecian a las bandas nacionales, a las cuales abuchean en caso de ser abridoras. Entre más güeros los músicos, mejor. Qué oso.
TENER PAREJAS POP
El ego del metalero es tan grande que no podría soportar andar con alguien de mayor conocimiento musical, así que mejor se buscan una pareja fan de Maná, a quien puedan evangelizar.
VESTIR EL METAL
Si la chamba no le permite al metalero vestirse de tal, le pondrá estampitas a su coche, fondo de pantalla a su compu y pósteres a sus paredes. El mundo DEBE ENTERARSE de su buen gusto musical.
GRITAR INSULTOS
Qué futbol ni qué nada: el metalero siente la necesidad de reafirmar su masculinidad insultando a otros hombres que no cumplen con cierto estándar de metalerez, ya sean músicos o fans.
“COLECCIONAR” CONCIERTOS
Los metaleros guardan los boletos de todos los toquines a los que han asistido y compiten entre ellos para ver quién ha visto más veces a Iron Maiden. Puntos extra si fue en otra ciudad o país.