El 1 de agosto de 1968 se realizó una de las marchas más emblemáticas de la Ciudad de México, la cual es recordada con un curioso monumento.
En medio de la avenida Insurgente Sur existe una curiosa y solitaria roca. Su aspecto está deteriorado, incluso tiene algunos graffitis en sus costados, lo que hacen más evidente su abandono.
A primera instancia despierta mucha curiosidad, pero basta con asomarse a leer la placa que tiene abajo para despejar algunas dudas (o tener más): “El 1 de agosto de 1968 la universidad llegó hasta aquí encabezada por su rector Javier Barros Sierra. Brazo con brazo, estudiantes y maestros de todo México protagonizaron ese día la primera manifestación del movimiento estudiantil del 1968 en defensa de la libertad y de la dignidad nacional. ¡La lucha continúa! 1 de agosto de 1998”.
La historia
A finales del mes de julio, el cuerpo de granaderos de la capital disolvió una trifulca entre estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y de la UNAM. Durante el enfrentamiento, los policías ingresaron a la Vocacional 5, donde detuvieron a varios estudiantes.
Ante tal hecho, los alumnos de ambas instituciones organizaron durante los siguientes días algunas manifestaciones en contra de las agresiones policiales. El conflicto creció de manera rápida y se suscitaron más enfrentamientos, desembocando en la toma de las instituciones universitarias por parte del ejército y la policía, así como en el recordado bazucazo que destrozó la puerta de la Prepa 1.
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El 1 de agosto de 1968, el rector Javier Barros Sierra encabezó una de las marchas más grandes del movimiento estudiantil para exigir que se respetara la autonomía universitaria y se liberara a los estudiantes que habían sido detenidos.
Estudiantes y maestros de distintas instituciones educativas salieron de Ciudad Universitaria para formar parte de dicha marcha. Se dice que su destino final era el Zócalo capitalino; sin embargo, el contingente recibió la noticia de que ya había policías listos para impedirles el paso, por lo que se optó por concluir la marcha sobre Insurgentes Sur, en la esquina con Félix Cuevas, justo en el sitio donde se encuentra la roca.
Aquella marcha es recordada no sólo por las miles de personas que la conformaron y lo que representó para el movimiento estudiantil; sino porque incluso el rector participó en ella y ofreció un alentador discurso a todos los asistentes.
Al final, esta marcha sólo fue el inicio de algo mucho más grande. Y la roca sobre Insurgentes Sur es el fiel testigo de la importancia que tuvo en aquella época.