Mau Nieto habla sobre las características de su sentido del humor, la vida en la Ciudad de México y la forma en que arma sus shows
En la actualidad, después de cuatro años de haber pisado por primera vez un escenario de stand up, Mau Nieto se ha consolidado como uno de los exponentes del género más famosos de nuestro país.
Sin embargo, también ha construido una carrera como comediante en la televisión, y uno de los proyectos en los que participa en el presente es el programa de FOX Sports, Nunca es tarde, un espectáculo de entretenimiento nocturno cuya línea es “dar a conocer a los deportistas desde otro punto de vista. Un show cuya premisa es entretener, más que informar”.
¿Cómo ha influido la Ciudad de México en tu forma de hacer comedia?
La ciudad en la que naces influye muchísimo en tu humor. Por ejemplo, a los regios les gusta contar chistes y están en una onda más agresiva. Acá, en la ciudad, todos tenemos un humor desesperado: todo nos molesta y todo nos afecta. El caos en el que vivimos se puede canalizar de forma positiva para hacer reír: el Metro, los bancos, las filas, los taxis, la contaminación, los letreros, el tráfico… hay material de sobra.
¿Y cómo definirías tu sentido del humor?
Diría que es muy burlón y sarcástico. Me burlo mucho de la gente —y eso es un gran defecto, lo sé, pero no puedo evitarlo—; sin embargo, también soy muy autorreflexivo, noto mucho mis carencias y las exploto en el escenario. Mi rutina tiene como punto de partida temas vivenciales —todo lo bueno y malo que me ha pasado—, lo cual es una manera terapéutica de ver la vida: en lugar de permitir que algo me afecte, procuro reírme de eso. Por lo común, uno decide guardarse un montón de cosas, pero en el momento en que uno las expone sobre un escenario y la gente se ríe, se crea una especie de salida o fuga de lo que te afectaba.
¿Cuál es la diferencia entre el papel que interpretas en el escenario y tú?
Sí hay un personaje, puesto que mucho lo exagero. Creo que mi vida, tal cual, no sería tan graciosa. Mis días son tranquilos. Entonces, a veces es necesario llevar a mi personaje un poco al límite: es Mau Nieto hablando de Mau Nieto en un nivel un poco más arriba. Entonces de que lo que cuento pasó, pasó, pero, tal vez, no de la forma exacta en que se lo muestro al público.
Por ejemplo, si te dan ganas de ir al baño mientras estás estancado en el tráfico, sin poder salir del coche, yo lo cuento de una forma tan exagerada que te da risa. No debe tener un tono de plática o conferencia; al contrario, la gente se debe reír al escuchar la anécdota.
¿Alguna vez te has metido en problemas por hacer un chiste “incorrecto”?
Yo me meto mucho con la religión, puesto que ha sido un cáncer para la humanidad. Estoy en contra de todas las religiones. Sin embargo, respeto la ideología de cada persona y nunca juzgaría a alguien por sus creencias. Lo que juzgo es a la religión por sí misma. Gracias a este espíritu crítico, muchos me han atacado e insultado en redes sociales. Los cristianos se han ofendido muchísimo.
Por otra parte, también jodo mucho a los estados de la República Mexicana. Me burlo mucho de Toluca porque creo que es la peor ciudad del país. Siempre hay alguien que se ofende, y, curiosamente, eso es una característica de las personas que viven en provincia. Dudo mucho que los chilangos se enojen cuando hablan mal de la ciudad. Todo es parte del chiste.
¿Y esta crítica a la religión viene de comediantes como Bill Hicks o George Carlin?
Bueno, Carlin no era exactamente alguien antirreligioso: era antidios. Admiro mucho a Louis C.K., un comediante súper ateo. Pero para responder a tu pregunta, iría un poco más lejos: me atrevería a decir que en la comedia de reflexión, por lo general, el comediante es ateo o no tiene una religión. Tendríamos que revisar bien si la mayoría no tiene religión.
¿Cómo armas tus sesiones?
Utilizo una libreta y papeles sueltos donde escribo la premisa y lo que, en un principio, creo que puede ser gracioso. Ya en el escenario lo pongo a prueba y lo desarrollo conforme a la reacción del público.
Para crear una rutina, hago una línea de tiempo con todas mis notas y armo una historia. Si un tema no tiene relación con el anterior, procuro encontrar la forma de relacionarlo. Aunque una gran ventaja del stand up es que no exige una estructura lineal; a veces puedes aplicar el clásico cambio de tema y no pasa nada.
¿En cuánto tiempo creas una rutina?
La rutina que actualmente presento en el Cine Tonalá y Bataclán me llevó dos años. Es mucho trabajo. Te puedes solo dedicar a escribirla y escribirla, y sale en menos. Yo funciono a partir del proceso ensayo-error, probando qué funciona y qué no.
El reto al que nos enfrentamos en México es que tanto los comediantes como el público se están volviendo muy exigentes. Si te vieron una o dos veces, se aburren y buscan algo nuevo.
Foto: Lulú Urdapilleta/ Especiales