Hace unos meses, Camilo Lara —cabecilla del Instituto Mexicano del Sonido— me comentaba sobre un extraño proyecto que consistía en reinterpretar lo mÁs notable del repertorio de Morrissey —abarcando su obra en solitario y lo que hizo como delantero de The Smiths— y presentarlo ante un público inglés. Como me pareció mucho más interesante el disco que en ese momento estaba grabando (Compass, en sociedad con Toy Selectah y con la colaboración de varias docenas de músicos invitados, no le hice caso).
Para presentar a Mexrrissey —como le bautizó a esta aventura—, armó un grupo con músicos de abundante talento: Chetes, Ceci Bastida, Ricardo Najera, Jay de la Cueva, Adanowsky y Sergio Mendoza. Y cruzaron el Atlántico para venderle chiles a Herdez, pensé. Asombrosamente, al menos para el que escribe esto, fue un éxito rotundo. Muchos de los asistentes compartieron con singular entusiasmo la grata experiencia de seis conciertos en el Reino Unido, incluyendo escala en Manchester, la tierra de Morrissey. Los medios no escatimaron elogios. El periódico The Guardian, por ejemplo, calificó su concierto en el Barbican Center de Londres, ante dos mil personas, con cuatro de cinco estrellas (un sólido ocho).
De este lado del mundo, las reacciones han sido similares. Rob Sheffield, el cotizado columnista de Rolling Stone, hizo una reseña amorosa sobre su presentación en Brooklyn. En la otra costa, el LA Times le dedico planas enteras a Mexrrissey, consignando su éxito en el Regent Theater.
¿Cómo explicar este fenómeno? A que se hizo algo con imaginación. Que más allá de la incuestionable solvencia de los participantes, se atrevieron a reinventar la música de Moz, pero sin caer en lo cursi o en lo obvio. No fueron a vender artesanías. Entendieron de qué se trataban estas canciones y las filtraron a través de sus influencias más latinas. Sorpresas te da la vida. Habrá que ver si en sus planes se encuentra la Ciudad de México, donde sólo se presentaron en una suerte de ensayo en el diminuto Pasagüero del Centro Histórico, antes de salir por el mundo. Habrá que ver si son profetas en su tierra.