Fotografía: Cortesía
Además de haber sido escenario de acontecimientos importantes, este recinto cuenta con murales que representan hechos forjadores del México actual. He aquí algunos
Retablo de la Independencia
Probablemente es una de las obras pictóricas más conocidas de todo el país. Cuando Antonio Arriaga era director del Museo Nacional de Historia (ubicado en el Castillo), encargó a Diego Rivera este mural; sin embargo, el artista murió poco después y el proyecto quedó en manos de Juan O’Gorman, quien lo concluyó en 1961. La obra está dividida en cuatro momentos de la lucha independentista, desde 1795 hasta 1813. La primera parte plasma las desigualdades sociales de la época; la segunda, la influencia de los precursores ideológicos y políticos del neoclásico; la tercera, el surgimiento de la guerra y el liderazgo de Miguel Hidalgo; y la cuarta, al Congreso de Chilpancingo. Cabe destacar que está llena de pensamientos de personajes históricos, así como de banderas y estandartes.
La intervención norteamericana
Se trata de uno de los murales más emblemáticos del lugar. También conocido como “Sacrificio de los Niños Héroes” o “La gesta heroica de 1847”, fue creado por Gabriel Flores en 1967 en uno de los techos del recinto. Su objetivo era enaltecer la lucha mexicana contra la intervención estadounidense, ocurrida entre 1846 y 1848. Representa al cadete Juan Escutia mientras cae de las alturas con la bandera de México en su brazo. Al fondo, se extiende la silueta de un águila como símbolo de la patria, además del bullicio de las armas y caballos norteamericanos, mismos que también refieren al Apocalipsis. Junto a ellos figuran el propio Castillo, el Ex Convento de Churubusco y la Catedral Metropolitana, donde sucedieron algunas de las batallas más relevantes del evento bélico.
Del Porfirismo a la Revolución
Esta pieza surgió por encargo del Antonio Arriaga Ochoa, quien fuera director del museo, para decorar la sala de la Revolución. Realizada por David Alfaro Siqueiros, su diseño y ejecución se extendió por casi nueve años y no concluyó sino hasta 1966, ya que el muralista estuvo encarcelado por cuatro años debido a sus ideales políticos. En la pintura aparece Porfirio Díaz con todo su gabinete mientras pisa la Constitución de 1857, para recordar su dictadura. En un costado se ubican Victoriano Huerta y José Yves Limantour como símbolo del poder militar. Y en la parte central se muestra la fuerza rural y la lucha por la bandera mexicana entre William C. Greene (dueño de la fábrica de Cananea) y Fernando Palomares (líder indígena y militante del Partido Liberal Mexicano).
*Texto adaptado para Máspormás
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