A finales del año pasado, la editorial Galaxia Gutenberg puso a circular en España el libro Vestidas para un baile en la nieve, un volumen en el que la periodista, novelista y traductora checa Monika Zgustova reúne las historias de nueve mujeres que fueron detenidas por las autoridades soviéticas para ser llevadas después a los campos de trabajo forzados, conocidos como Gulag. El título, que en España obtuvo el Premio Cálamo “Libro del año 2017”, ya puede encontrarse en las librerías de la Ciudad de México.
¿Cómo fue el proceso de escritura de Vestidas para un baile en la nieve?
Una vez, durante un viaje a Moscú, un amigo me invitó a una reunión de exprisioneros del Gulag y ahí encontré más mujeres que hombres, cosa que me llamó mucho la atención. Porque tenía entendido que era un lugar más de hombres que de mujeres. Entonces me interesó mucho el tema. Quedé con un par de ellas, en el mismo viaje, y encontré su experiencia muy interesante. Luego, estas dos personas me dieron más teléfonos de otras señoras que pasaron por lo mismo. Además me encontré un par de personas en París y una en Londres, una extranjera, polaca. Me interesó que hubiera distintas experiencias, no solo de rusas, sino que me hablara también de extranjeros. Todo el proceso de escribir el libro duró 10 años.
¿Qué diferencias encontraste entre escribir ficción y no ficción?
Las dos cosas me gustan mucho. Claro, en la ficción tú haces lo que quieres con tus protagonistas; en cambio, en la no ficción te tienes que ceñir a la verdad, porque este libro es bastante periodístico. Obviamente lo que a mí me interesaba era contar la verdad, hacer un texto transparente, despojado de cualquier bagaje demasiado literario.
En la presentación del libro dice Elena Korybut-Daszkiewicz que el arte salvó a los presos. ¿Tú también crees que el arte puede salvar vidas?
Sí, yo creo que el arte puede salvar vidas. Si estás dispuesto a recibir la lección que el arte te da, entonces te puede salvar la vida. En estas mujeres realmente tuve la certeza de que fue así, de que si una persona, por ejemplo, leyendo una novela, es capaz realmente de apreciar los mensajes de la historia y ver la belleza de su estilo, entonces te puede salvar la vida. En un lugar como un campo de trabajos forzados donde te humillan constantemente, era muy importante que estas personas que estaban en lo más bajo de lo que nos podemos imaginar, se concentraran en algo bello, hablando con sus amigas o recitando poemas que se sabían de memoria. Así, estas mujeres tan humilladas se dignificaban y llegaban a tener la posición humana otra vez.
¿Por qué crees que este hecho histórico no está tan presente como otras tragedias, como el Holocausto?
Por razones históricas. Los rusos ayudaron a ganar la Segunda Guerra Mundial y por eso, durante mucho tiempo, el Occidente no quería realmente criticarlos. Entonces se criticaba mucho a los nazis que perdieron la guerra. A los perdedores siempre se les critica, además de que la crítica era verdaderamente merecida. Pero claro, también era merecida la crítica hacia la Unión Soviética, por su sistema de represión, muy fuerte y eficaz. Además, los intelectuales de izquierda, que los hubo en todo el mundo occidental y tenían mucha influencia, pues eran personas que de alguna manera estaban ligadas con la URSS, y algunas veces incluso recibían dinero de ahí para hablar bien de ella.
¿Cuál crees que es la lección más importante que deja a la humanidad una tragedia o catástrofe como esta?
El mensaje más importante es que, por más que se empeñen —aunque este lugar, el Gulag, era un campo de exterminio también, además de trabajos forzados, al igual que los campos nazis, de todas partes—, con un poco de suerte y con un poco de esperanza, uno podía salir.
¿Qué te dejó, en lo personal, este trabajo? Leí en otra entrevista que este libro cambió tu vida, ¿por qué fue así?
Me dio realmente varias lecciones. Una es que, en nuestro mundo, hay realmente muy pocas situaciones tan terribles como para no poder salir de ellas. Que realmente las adversidades te fortalecen, pero tienes que saber aprovecharlas para ello. Estas mujeres tenían una escala de valores muy firme; esto era muy importante para ellas y las ayudaba a sobrevivir. Eso es algo que también me dio una lección: tener estos valores, no perder mucho tiempo buscando nuestro camino, sino intentar verlo nítidamente ante nosotros. Y por último, digamos que me quejo mucho menos ahora después de haberlas conocido. Porque a veces nos quejamos demasiado a nivel diario por pequeñas adversidades que nos pueden suceder, pero no deberíamos hacerlo.