En el área donde ahora cruzan San Antonio y Periférico hubo una fábrica de Cemento Tolteca. Funcionó hasta 1986. En 2005, de ese pasado cementero solo quedaba una chimenea de 100 metros de altura. Al promotor cultural Isaac Masri se le ocurrió que podía aprovecharse para hacer arte público, así que le propuso al entonces Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, comisionar una escultura monumental: la Mujer chimenea
Contactaron al artista Gabriel Macotela, militante de izquierda, exconsejero de Cultura de la CDMX y uno de los involucrados en la creación del FARO de Oriente. Aunque la condición era no cobrar, él aceptó. “Dije ‘No hay pedo’, yo feliz, ¡en mi vida había hecho algo así!”, cuenta. También recuerda que la obra iba a estar rodeada por un lago artificial, un parque, un teatro al aire libre y una escuela de artes y oficios. ¡Sí, por favor!
Así nació la Mujer chimenea, pero el resto del proyecto de espacio público no se concretó porque, según reporta Proceso en diciembre de 2006, los dueños del predio, Grupo Copri, no accedieron. Por como ocurrieron las cosas, no parece que el Gobierno del DF haya luchado para negociar, por lo menos, un acceso a la obra, sino que dobló las manitas.
La escultura costó 22 millones de pesos, pagados a michas por la Secretaría de Cultura del DF y por Grupo Copri, más algunas donaciones de empresas privadas. Se realizó en cobre, un material que no se oxida y no requiere mantenimiento, y en su construcción estuvieron involucrados ingenieros de la UNAM y el IPN. La inauguró Alejandro Encinas en 2006. Junto con la Suavicrema, que mide 104 metros, es la más alta del continente.
La Mujer chimenea quedó encerrada en el conjunto habitacional de Toltecas 166, que tiene el nombre de Parque San Antonio, aunque de “parque” solo tiene unos arbustos pachiches. “Esos arquitectos que no tienen madre. Pobre gente a la que no le queda más que vivir ahí, en esos departamentos mal hechos donde no hay agua, en los que se oye la pinche tele a través de las paredes. Es un abuso”, se queja el artista. El condominio es privado y no se puede entrar, a menos que vivas ahí o conozcas a alguno de los vecinos.
Aparte de la vista desde el segundo piso del Periférico, la Mujer chimenea se puede contemplar desde el Bioparque San Antonio de la Semarnat (avenida Central 300), otro ejemplo de espacio público fallido: la biblioteca, las cafeterías, las tirolesas, el teatro al aire libre y todas las instalaciones llevan años abandonadas y acordonadas. Por lo menos se puede acceder a las áreas verdes, echarse en el pastito y contemplar la espectacular escultura que, bien que mal, ya es parte del paisaje chilango.