Fotografía: Cortesía. Texto:Jorge Almazán R
El heroico cuerpo de bomberos capacita a 18 mujeres para ser lideres de célula.
Durante seis meses, las apagafuegos recibieron entrenamiento para tomar las mejores decisiones ante el desgaste físico y para controlar sus emociones al arriesgar su vida.
Escuchar la campana que inunda el cuerpo de adrenalina y advierte del peligro al que se enfrentarán. Saberse parte fundamental del cuidado de los capitalinos las compromete a ser las mejores, pero también a cuestionarse si son aptas para un momento de vida o muerte.
Por primera vez desde su fundación el 20 de diciembre de 1887, el Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México (a través de su director general Juan Manuel Pérez Cova, y por instrucciones de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum), lanzó una convocatoria abierta y voluntaria en noviembre de 2022 para capacitar durante seis meses a la que será la primera generación de Mujeres Líderes de Célula y en la que 18 elementos de la corporación estarán a cargo.
En la estación Ave Fénix, en Insurgentes Centro, bomberas compartieron su testimonio.
Madre que vence miedos
Una de estas mujeres bomberas operativas es Elida Medina, quien hace cinco años la vida la llevó a la estación “Comandante Ignacio Ponce de León Méndez”, en la alcaldía Xochimilco, y desde entonces, dice, ha aprendido a valorarse y vencer miedos.
Para ella el trabajo en equipo es esencial dentro de la estación con sus compañeras, y fuera de ella con su familia, por eso agradece que desde el día que “la vida” la puso en la base de Xochimilco, su esposo la apoyó y los suegros cuidan de sus tres hijos.
Ser parte de la capacitación es sinónimo de superación, pues en los cinco años que ha trabajado como operativa, ha participado en volcaduras, incendios de casa, de vehículos, rescate de personas o animales, control de fugas de gas, accidentes en carretera… Con ello el aprendizaje será mejor, además de que cuenta con sus compañeros y jefe vulcano para ser esa líder de célula, porque, como asegura, si hay mujeres en esa posición en otras corporaciones, por qué no con los bomberos.
El miedo, menciona, es parte del trabajo, pero también de la adrenalina y siente que así debe ser su vida.
Amor por la adrenalina
Hace ocho años, Jazmine Mendoza Barragán recibió una invitación a un evento de los bomberos en donde vio cómo se desenvuelven los “tragahumo” y se enamoró de la profesión, de tal suerte que dejó la carrera de médico cirujano en la UNAM en el cuarto semestre y, desde ese entonces, es parte de la subestación Saavedra, Guardia Sur, en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Algunos de sus familiares no estaban de acuerdo que una mujer fuera bombera, pero a ella le encantó y con el apoyo de su mamá, se divorció de la medicina, lo cual dice, es lo más maravilloso que le ha pasado, una gran decisión.
Está encantada con la acción, usar la fuerza y la habilidad, esforzarse, asumir retos, aprender cosas nuevas… la adrenalina. Por supuesto que la medicina salva vidas, pero ella quería usar las manos de otra manera.
Cuando canalizaba emergencias en el C5 de la Ciudad de México, vio un hecho fatal en un menor de edad y cuando le dan la oportunidad de salir al área operativa se prometió y comprometió aprender las mejores habilidades para que, en la medida de los posible, una madre no volviera a perder a un hijo.
Hoy que está en la capacitación, para cumplir esa promesa, y aunque ha sido parte de diversos servicios, sabe que la ciudadanía espera lo mejor del Heroico Cuerpo.
Se dice contenta por la convocatoria para mujeres, pues es algo que nunca se ha visto e impulsa confía en ellas al cargar con una enorme responsabilidad y compromiso con ellas mismas, la institución, sus familias y la sociedad, lo que la hace sentir orgullo de pertenecer a esta primera generación pues los límites están en la mente y cuando se decide a seguir un objetivo se encuentra el camino y si no, se crea.
Por ello, nunca cambiaría su decisión e incluso ya habló con su mamá para decirle que es el oficio en el que quiere morir.
Bombera desde niña
Algunos niños dicen que cuando crezcan serán bomberos, no todos lo cumplen, pero quien sí lo hizo fue la hija de un elemento de la corporación, hoy jubilado: Martha Carmona, quien tras terminar la carrera en química bacteriólogo parasitólogo, hace ocho años comenzó a trabajar con los bomberos, con lo que seguir la huella familiar.
El estar en la capacitación es romper paradigmas: como las mujeres no pueden estar en un trabajo de bomberos, y menos, como líderes de células, así que el hecho de que digan “eres mujer y no puedes cargar o hacer lo que un hombre”, debe impulsar el fortalecimiento del desempeño, aunque se esté en un grupo de 30 hombres machos, lo que no ocurre con ellas pues todos los instructores las apoyan y las fortalecen física y mentalmente con lo que entran 18, salen 18, si una se queda, todas la jalan; si una se cae, todas la levantan, trabajar en equipo es esencial y se perfecciona.
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