¿Te imaginas ver una parte del Muro de Berlín en la CDMX? Ahora lo puedes hacer, porque uno de sus segmentos ya es parte del Museo Memoria y Tolerancia (av. Juárez 8, Centro), y qué mejor hogar para este segmento que dividió por años a muchos y después se convirtió en un símbolo de acción social.
Hace 29 años, la noche del 9 de noviembre, los alemanes se unificaron para derrumbar una enorme muralla que los dividía. Aunque tiraron varias partes, en 1990 comenzó su demolición sistemática. Fue en esos días cuando se convirtió en el East Side Gallery, una galería urbana hecha sobre el muro, en la que han pintado diversos artistas. Además, algunos restos fueron utilizados para construir carreteras, parques y estacionamientos, mientras que otros fueron enviados a museos del mundo.
En total, son 360 pedazos del muro que fueron rescatados. La República Democrática Alemana creó una compañía para que se encargara de su transportación y, junto con otra empresa, comenzó a venderlos como obra de arte. Es ahí cuando un historiador mexicano decidió comprar el segmento 266. Tras la adquisición, esta pieza del muro viajó en el barco Tumilco del puerto de Hamburgo a Tuxpan, Veracruz, a donde llegó el 31 de julio de 1990. Tras varios años, el dueño decidió subastarlo y así fue como llegó al Museo Memoria y Tolerancia.
El segmento 266 pesa tres toneladas y mide 360 × 125 × 210.5 cm. Se encuentra en la entrada del museo para que todos puedan verlo sin tener que pagar boleto. El Muro de Berlín medía en total 155 km de largo y las 360 piezas que fueron vendidas como obras de arte corresponden al tramo de Potsdamer Plaz a la Puerta de Brandeburgo.
Para que este fragmento del Muro de Berlín llegara al Museo Memoria y Tolerancia se tomaron varias precauciones. Por ejemplo, su antiguo lugar de residencia estaba al lado de un edificio dañado por el sismo de septiembre, por lo que Protección Civil tuvo que participar en el traslado.
Como el segmento 266 pesa tres toneladas, se utilizaron tres vehículos diferentes: una grúa, un montacargas y un tráiler de caja plana. Para protegerlo, 30 personas —entre ellos, personal de conservación, de museografía y de mudanza del museo, así como un equipo de seguridad pública— lo envolvieron con tela de conservación, le pusieron hule para el embalaje y se construyó una estructura de metal, una de madera y ethafoam.
Además, debes saber que el lado de en frente daba hacia Alemania occidental y el de atrás —donde también se proyecta un documental—, al lado oriental.
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