Los chilangos del siglo XXI somos muy cínicos. Aunque suene a cliché, hemos perdido la capacidad de asombro, porque entre el acceso a internet y que tenemos algunos de los museos más increíbles del mundo, cualquier cosa menos que perfecta nos hace atorar los ojos como el meme de Robert Downey Jr.
Pero no todo el ex-DF es esa ciudad moderna y cosmopolita que aparece en las guías de viaje. Todavía tenemos una parte pueblerina (lo decimos en el mejor sentido de la palabra) que ama los placeres simples, como asustarse con un hombre lobo, atreverse a pensar que los zombis podrían ser reales o sentir ñáñaras al conocer a los más sanguinarios personajes de la historia universal. Por eso, el Museo de las Curiosidades de La Villa tiene su público. Este espacio es como la versión establecida y con más presupuesto de la carpa de espantos que todavía se encuentra en las ferias populares, con atracciones como la niña-perro o el chivito de dos cabezas.
Estratégicamente colocado a unos pasos de la Basílica de Guadalupe, es como un balance para los visitantes que ya tuvieron su dosis de santidad. Para entrar, tienes que atravesar por un changarro de artículos religiosos. Rosarios, crucifijos y botellas de agua bendita con forma de la virgen son un preámbulo que ni mandado a hacer para un recinto que pretende mostrar el lado oscuro del mundo. Además, en la tienda tienen rolas de alabanza a la Morenita del Tepeyac a todo volumen, y ese soundtrack se cuela a los pasillos sombríos del museo.
Después de pagar 40 pesitos, te dan acceso a la planta alta, donde te encuentras con una simpática mezcla, sin pies ni cabeza, de temas siniestros y macabros, algunos ficticios (hombres lobo, muertos vivientes, La Llorona) y otros que son realidades sensacionalistas (la Santa Inquisición, brujería, mafiosos y narcos famosos, asesinos seriales, Hitler). Incluso hay una sala enorme dedicada a los tiburones, porque ya nos mostró el zoólogo Steven Spielberg lo peligrosos que son.
El Museo de las Curiosidades está en Zumárraga 29, esquina Calzada de Guadalupe, en la Villa de Guadalupe. Abre de lunes a domingo de 10 a 18 horas.
Fotos: Tamara De Anda