La historia es como de capítulo de Los Simpson: una familia de clase media tiene especial talento y dedicación para montar un nacimiento en su patio delantero, así que los vecinos y paseantes empiezan a tocar el timbre para verlo de cerca. La voz se corre y cada vez son más los visitantes, de tal forma que ya no vienen solo de las calles aledañas, sino de distintos puntos de la ciudad. Como siempre que hay filas y tumultos en nuestra ciudad, los vendedores callejeros aprovechan para ofrecer sus mercancías: que si la golosina, que si el juguetito, que si el tentempié. Y poco a poco eso se va convirtiendo en verbena popular, hasta con minijuegos mecánicos y puestos de esquites. Sin embargo, a diferencia de la popular serie de televisión, aquí no hay finales chuscos ni inesperados, solo una kermosa costumbre: un Nacimiento en Iztacalco.
Así es el tradicional nacimiento de la familia Ontiveros, que lleva más de cinco décadas poniendo una instalación gigante para celebrar la llegada del niño Jesús. Cada año le echa más ganas. A estas alturas de la vida ya no solo tienen luces, casitas de unicel con mejores acabados que los nuevos depas de la Condesa, un río en constante movimiento (y nosotros armando cuerpos acuáticos con papel aluminio), diferentes ecosistemas, un huerto con verduritas miniatura… sino fogatas, ¡con fuego de verdad!
A diferencia de la mayoría de los nacimientos mexicanos, en los que las gallinas son más grandes que los humanos, en este las figuras están a una escala más realista. La mayor parte de las piezas viene de España.
En la reja de la casa hay una cartulina con un letrero que dice: “Por pasar a ver el nacimiento no se cobra. A la persona que se sorprenda será consignada a las autoridades”. Cualquier ambigüedad en la redacción (¿o sea que no podemos asombrarnos o nos mandan a los policías?) se aclara con la cámara colocada estratégicamente para detectar maloras que quieran llevarse “un recuerdito”.
El nacimiento de la familia Ontiveros estará hasta el 7 de enero en Playa Villa del Mar (Eje 5 Sur) número 86, casi esquina Playa Caleta, en la colonia Militar Marte. Es tu última oportunidad para ver el de este año, pero no te preocupes si no lo alcanzas, porque los Ontiveros aseguran que esta tradición continuará para siempre.