Nueva Orleans en la Ciudad de México

Ciudad

Nueva Orleans es sinónimo de buena música, buenos tragos y buena comida, pero para poder vivir la experiencia carnavalesca de Nueva Orleans no tienes que romper el cochinito para comprar los boletos de avión. Todo lo que necesitas es un recorrido por estos lugares de la CDMX

Situada en un banco del río Mississippi, a unas 100 millas de su desembocadura en el Golfo de México, Nueva Orleans ha sido uno de los puertos comerciales más importantes de Estados Unidos desde el siglo XVIII, cautivando la imaginación del mundo entero: desde las melodías de Louis Armstrong hasta las puestas en escena del escritor Tennessee Williams.

Esta ciudad es una de las más auténticas de la unión americana, su música, su hospitalidad y su gastronomía son resultado de la mezcla de cuatro culturas: francesa, latina, española y africana. Hoy, su cultura creole, su jazz, su Barrio Francés y su Mardi Gras hacen de Nueva Orleans toda una fiesta para los sentidos.

Plato fuerte

Cuando de comida internacional se trata, los mexicanos tenemos un parámetro fundamental para decidir si es verdaderamente buena o no: ¿esto de verdad me llena? Pues la gastronomía de Nueva Orleans se gana varios puntos en esta categoría, ya que una de sus bases es la cocina cajún, la cual es bastante generosa en las porciones de sus platillos y de sazón ni se diga, pues se trata del auténtico sabor casero.

Si ya te estás preguntando a qué sabe la comida cajún, te adelantamos que hace fuerte uso del arroz, camarones, carne de cerdo, pimiento, cebolla y apio. No vayas a dejar que el término te asuste, porque seguro ya has probado recetas que están influenciadas por el estilo cajún: desde alitas y costillas, hasta ostras Rockefeller. Y aunque lo más probable es que ya tengas tus favoritos cuando de estos platillos se trata, para hacerle honor a la tradición neorlandesa, ninguno mejor que el restaurante Bubayou. En esta parrilla vas a encontrar clásicos como el Piri-Piri Shrimp —de herencia africana— o el Blackened Chicken, un auténtico clásico del French Quarter que consta de una pieza de pollo cubierta con una mezcla de especias y dorado a la plancha. Eso sí, no olvides pedir tu porción de arroz jambalaya para disfrutar como se debe.

¿Dónde? Centro Santa Fe: Av. Vasco de Quiroga 3800-720, col. Antigua Mina de Totoloapa

¿Cuándo? De lunes a domingo, en un horario de 11 a 20 horas

Para el antojo

Todo chilango que se declara amante verdadero de las hamburguesas conoce Cajún Rustic Burgers y es que este lugar tiene la fama de ser una de las mejores hamburgueserías de la ciudad. El gran acierto de este lugar, además de sus ingredientes de gran calidad y sabor en este lugar, es que aquí —como su nombre lo dice— sus recetas hacen uso de elementos cajún tradicionales, aunque en tonos un poco más sutiles para que puedas comer de todo.

Acá no hay falla: ya sea que prefieras personalizar tu hamburguesa, escogiendo tanto el tipo de carne como el topping, o te animes a pedir una clásica como la Original Rustic con Ouchita, de arúgula, queso, alioli y aceitunas. Ya si lo tuyo son las alitas, no dudes en probar las Cry Baby con cayena, queso azul y maíz dulce. Eso sí, algo seguro es que, escojas lo que escojas, además de ampliar tu conocimiento culinario, aquí terminas descubriendo un nuevo preferido para el antojo.

¿Dónde? Gobernador Luis G. Vieyra 11-4, col. San Miguel Chapultepec I Sección

¿Cuándo? De lunes a domingo, en un horario de 13 a 21 horas

De tomar

Cuando de fiesta se trata, todos saben que Nueva Orleans es uno de los estados gringos que mejor sabe armarla y como todo neorlandés te dirá, no hay fiesta sin buena bebida. Uno de los tragos más tradicionales de esta región es el Ramos Gin Fizz, un cóctel cuyos orígenes se remontan a 1888, cuando el cóctel se hizo tan famoso que su creador, Henry Charles Ramos, pudo abrir su propio bar.

Con la instauración de la ley seca en Estados Unidos, Ramos tuvo que cerrar su bar, pero su receta logró sobrevivir, pues años después éste reveló la receta en una entrevista, aunque la prohibición aún estaba en vigor. Este personaje de la coctelería murió en 1928, pero Fifty Mils sigue brindando en su honor. Se trata de uno de los pocos lugares en México donde puedes encontrar esta bebida: una aromática mezcla de gin, limón, clara de huevo, crema batida y agua de azahar, modernizada con helado de vainilla y un toque de jarabe de violeta.

¿Dónde? Paseo de la Reforma 500, col. Juárez

¿Cuándo? De lunes a domingo, en un horario de 12 a 2 horas

Por amor al arte

Hablar de Nueva Orleans es hablar de la ciudad del jazz y el blues. Aunque en la CDMX hay más de un lugar para disfrutar del género de Louis Armstrong y Wynton Marsalis, como el New Orleans Jazz Bar no hay ninguno. Conocido como la catedral del blues y del jazz, este lugar deleita los oídos de sus visitantes desde 1972 y ha logrado mantenerse como un clásico predilecto de los chilangos.

Desde la entrada, este club jazzero te envuelve en un ambiente festivo, con detalles que remiten a festivales como el Mardi Gras y decoraciones que celebran las melodías más emblemáticas del género. El primer espacio en la ciudad dedicado al jazz ha brindado por años lo mejor de la música de Nueva Orleans, así como del talento mexicano en el ámbito. Además, maneja precios bastante accesibles, pues sus entradas se encuentran entre $100 y $200, así que no hay pretexto para perderte esta experiencia.

¿Dónde? Avenida Revolución 1655, col. San Ángel

¿Cuándo? Martes y miércoles de 18 a 1 horas; de jueves a sábado, de 18 a 2 horas y los domingos de 18 a 12 horas

El pilón

Quienes son amantes de las películas Disney, saben que en esta lista no puede estar completa sin mencionar a La princesa y el sapo. Desde su inspiración en el Barón Samedi —el loa de la muerte en vudú— para el personaje del malvado brujo Doctor Facilier, hasta la melodía de jazz que inaugura a la cinta y la cual le ganó una nominación al Óscar por mejor canción; esta cinta es un tributo a la cultura de Nueva Orleans, ciudad que nos conquistó tanto como a los directores de la película.

Y aunque muchas cosas hacen del largometraje un clásico —como haber vuelto a utilizar la técnica original de dibujos hechos a mano y la presentación de la primera princesa negra en una película de Disney—, sin duda lo que se roba nuestros corazones en esta adaptación de la princesa que encontró a su príncipe azul besando sapos es su ambientación en el French Quarter, pues el diseño mantiene un meticulosidad increíble en los detalles.

 

(Fotos: Cortesía)