La cosa es fácil, si Dios no te dio el don del sentido común o desde siempre tu forma de ver el mundo ha estado en contra de todas las reglas de la decencia establecidas por la humanidad, te ofrecemos estas ocho recomendaciones sobre lo que no debiste poner en tu ofrenda de Día de Muertos.
La foto de alguien vivo
No pongas el retrato de tu exnovia o tu jefe si ellos están vivos. ¿Lo haces como una peculiar forma de homenaje? Te juramos que lo único que parece es un ritual vudú.
Tus últimos víveres
¿No tienes dinero, pero a la vez tu sentido moral y tu superyó te obligan a poner comida en la ofrenda? Sólo asegúrate de que no sean las reservas del refri.
Un muerto
¿En un chasquido de originalidad creíste que era buena idea poner el cuerpo de un muerto en la ofrenda? Tal vez Jack Nicholson en El resplandor luzca como alguien cuerdo junto a ti.
El tanque de oxigeno
¿En un chasquido de originalidad creíste que era buena idea poner el cuerpo de un muerto en la ofrenda? Tal vez Jack Nicholson en El resplandor luzca como alguien cuerdo junto a ti.
Un perro disecado
Sabemos que entre tú y Fido hubo una relación profunda y entrañable, pero es en serio, nadie quiere ver su último gesto canino, tenso y tétrico en la ofrenda de tu casa.
Figuritas del nacimiento
No te hagas el chistoso: si te faltaron cosas en la ofrenda, no la rellenes con las figuritas del nacimiento navideño. En todo caso, la mejor opción es dejarla medio vacía.
Una ouija
Uff, te molestan todos esos adornos falsos y carentes de personalidad que no aterran a nadie o, tal vez, quieres tener verdadera comunicación con tus seres queridos. Seguro pusiste una ouija.
No lo balconees
Si eres un poco sensato y tu ofrenda está dedicada a algún ser querido que gustaba de las bebidas espirituosas y la vida loca, por favor, no pongas una pachita de aguardiente en su honor.