Estamos a nada de que empiece el mítico Maratón Guadalupe-Reyes, y somos muy conscientes de la existencia de ciertos factores externos cuyo único objetivo es mantenerte alejado de tu carrera etílica. Nosotros los hemos enlistado para que sepas cómo detectarlos y nada te agarre desprevenido
La posada de la perdición
Todo empezó como una fiesta tradicional, con colación, piñata y atole. A la mañana siguiente, tienes blackouts y ligeros recuerdos: todos ebrios, la casa destrozada y hasta un perro de la calle adoptado por los invitados.
El momento de la revelación
Cada año sucede lo mismo: un día despiertas y, mientras te lavas los dientes frente al espejo, te das cuenta de que ya es 31 de diciembre; luego el pánico, la culpa y el arrepentimiento te invadirán.
La maldición del intercambio
Entraste a un callejón sin salida y no te queda de otra más que participar en el intercambio godín. El problema es que siempre te tocan cosas horribles: un asiento de inodoro, un burro de planchar o un libro… escrito en chino.
Adornos a la chilanga
Típico: eres de esos que adorna la casa desde un mes antes y tu juego de luces se convirtió en el faro oficial de la colonia. No lo criticamos, pero no te sorprendas cuando todo tu aguinaldo se vaya en pagar el recibo de la luz.
Rituales sin sentido
Algo terrible de esta temporada es ver a esos locos que salen con unos calzones amarillos en la cabeza, una maleta pesadísima, una vela roja, una escoba y un borreguito de la abundancia y, por si fuera poco, quieren que los acompañes.
Ajuste de cuentas
Cada año es lo mismo y no cambias: te prometiste ir al gimnasio, comer sanamente, dejar de fumar y tomar, dormirte temprano y casarte. A la hora de la hora, no pasó nada. Un clásico del fin de año.
Un caso paranormal
Todo el año esperaste el aguinaldo y en menos de 24 horas nadie sabe dónde está. La Procuraduría y hasta Jaime Maussán ya investigan el misterioso caso de la desaparición de tu dinero.
Escenario apocalíptico
El primer día del año, la ciudad parece un campo después de la batalla: las calles están vacías y cientos de perros chillan en medio de la espesa nube de humo de los cohetes de la noche anterior. Los pocos sobrevientes son los crudos, una nueve especie de zombi.
Fotos: Shutterstock