Las relaciones entre el ser humano y otras especies son complejas, en especial si se trata de animales salvajes o potencialmente infecciosos. Recuerda: el tráfico de fauna silvestre es ilegal.
Una cucaracha
El lado bueno de tener una cucaracha como mascota es que nunca se van a morir de hambre y, si eres cuidadoso y no la pisas, puede vivir hasta tres años. ¡Adiós a comprar croquetas!
Un cocodrilo
Si tus juguetes preferidos eran los dinosaurios, un cocodrilo podría ser tu opción. Si eres escrupuloso y sientes ñáñaras al acariciarlo, te recordamos que su panza es muy suavecita.
Un mono
Si eres un bohemio desordenado y nadie te soporta, te conviene tener un mono-mascota: es lo más cercano a un ser humano, además de que el nivel de caos entre tú y él no será muy distinto.
Un león
Si dejamos al margen que los leones bebés pueden derretir a cualquier fanático de los gatos, se tratan de la mejor opción para quienes gustan de la actividad física y los retos… de supervivencia.
Un murciélago
Tal vez es el peor animal de la lista: es ruidoso y fuente de infecciones, y aunque Ozzy te intente persuadir de que es comestible, no lo hagas. Eso sí, seguro alguien quiere uno como compañero.
Un hipopótamo
Olvídate de los perros guardianes, te apostamos que un hipopótamo en
la entrada de tu casa ahuyentará a cualquier ladrón y mantendrá alejados a todos tus amigos, familiares y vecinos.
Una hiena
No dudamos que exista gente a la que le entusiasme la idea de tener una hiena. Esas personas se la imaginan con una correa, convirtiendo en presas a los perros que pasean por el Parque España.