La avenida Madero existe desde el trazo de la ciudad novohispana, llevó los nombres de Plateros y San Francisco, y en las litografías y pinturas se nota que siempre ha sido muy transitada.
Saliendo desde el Zócalo, del lado del Portal de Mercaderes, se encontraba el famoso Café del Cazador. En este lugar abrió sus puertas en 1937 el Hotel Majestic, con la fachada neocolonial que conserva hasta la actualidad.
Cruzando la calle está el Museo Mexicano del Diseño. Hay que entrar, sentarse por un café en el restaurante y recorrer las exhibiciones que se presentan en sus salas. Ésta fue la vivienda del Conde del Peñasco en el siglo XVIII y el interior todavía guarda restos de su interesante pasado.
En Isabel la Católica destaca el templo de La Profesa, dedicado a San Felipe Neri y construido por Pedro de Arrieta en 1720. El retablo es de estilo neoclásico y fue realizado décadas más tarde por Manuel Tolsá para reemplazar el original.
En la acera opuesta hay que ver el edificio de la aseguradora La Mexicana, del arquitecto Genaro Alcorta, que se levantó en 1906 donde había estado el Café de la Concordia. Del otro lado, un inmueble diseñado por Francisco Serrano y Eleuterio Méndez en 1892 fue la sede de la famosa joyería La Esmeralda. Ahora alberga una tienda de discos y el Museo del Estanquillo, donde podemos hacer otra escala y de paso subir a la terraza para disfrutar del panorama.
El Centro Histórico ha sufrido varias inundaciones severas a lo largo de su historia, las últimas en los años cincuenta. La figura de un león que sobrevive en Madero y Motolinía nos recuerda el nivel que alcanzó la más grave, ocurrida en 1629. En este cruce también está el palacio del Marqués de Prado Alegre, una residencia colonial que en tiempos más recientes fue adaptada como pasaje comercial.
A una cuadra, la mansión que perteneció al minero José de la Borda en el siglo XVIII se levanta en la esquina con Bolívar. Su extenso balcón dio origen a una popular leyenda urbana: el celoso propietario lo planeó para que su esposa paseara en él y no tuviera necesidad de salir. Lo cierto es que en este edificio estuvo la primera sala de cine de la ciudad, el Salón Rojo, abierto en 1906. Más tarde aquí funcionó el Cine Rex, inaugurado en 1936.
Otro ejemplo del virreinato en esta calle es el llamado Palacio de Iturbide, que hoy es un recinto cultural administrado por Banamex. Fue propiedad de los condes de San Mateo de Valparaíso, pero es más conocido porque en él se hospedó Agustín de Iturbide cuando fue proclamado emperador de México en 1822.
Así llegamos a la Casa de los Azulejos, residencia de los condes del Valle de Orizaba. Este espacio ha sido escenario de numerosos acontecimientos desde que quedó terminado a mediados del siglo XVIII; en la época porfiriana era el Jockey Club, más tarde fue la Casa del Obrero Mundial y, desde 1919, se convirtió en la matriz de Sanborns.
Frente a ella se encuentran la iglesia de San Francisco y la Capilla de Balvanera con su portada lateral de estilo barroco, parte del antiguo esplendor de uno de los conventos más grandes que hubo en la Nueva España. A un costado, el Templo Expiatorio de San Felipe de Jesús fue construido por Emilio Dondé en 1897.
La tarde no estaría completa sin admirar la urbe desde el mirador de la Torre Latinoamericana, el rascacielos de 44 pisos que se convirtió en un símbolo del DF desde su apertura en 1956.
1.- El edificio del Museo del Estanquillo fue construido en 1892 por Eleuterio Méndez y Francisco Serrano.
2.- Lobby del Hotel Majestic, inaugurado en 1937.
4.- Donde ahora está el Museo Mexicano del Diseño fue la casa del Conde del Peñasco.
5.- El Palacio de Iturbide, donde hoy se encuentra el Palacio de Cultura Banamex.
6.- Hasta el punto donde se encuentra este león llegó la inundación más grave de la historia del Centro, en 1629.