La artista plástica e ilustradora Powerpaola se estrena en el mundo editorial mexicano con la novela gráfica Virus tropical (Sexto Piso). En ella narra momentos fundamentales de su vida emocional y su desarrollo vividos entre Quito, su lugar de nacimiento, y Cali, la ciudad a la que se muda todavía adolescente.
En octubre del año pasado, Virus tropical llegó también al cine bajo la dirección de Santiago Caicedo. De visita en México para el Hay Festival —que sucedió el fin de semana en Querétaro—, la ilustradora estará presente la tarde de este martes 11 de septiembre en la proyección especial del filme (19:00 en Cine Tonalá). Aprovechamos su visita para entrevistarla.
Su trabajo siempre había sido autobiográfico, lo mismo en pintura y dibujo que en historieta. Pero cuando se planteó el desafío de escribir y dibujar algo de 150 páginas, sabía perfectamente lo que quería contar: desde su concepción hasta el momento en que cumplió 18 años.
“No sabía muy bien cómo lo atravesaría”, confiesa, “pero haría una página por semana para el blog argentino ‘Historietas Reales’, la plataforma que me permitió experimentar. Algunos libros me dispararon las ganas, como Diario de Nueva York, de Julie Doucet, y una revista de los 80 solo de chicas llamada Twisted Sisters, de Aline Kominsky and Diane Noomin”.
Si bien tiene un carácter fuertemente femenino, Virus tropical termina por atraparnos y volverse entrañable por su honestidad y su habilidad para capturar esos momentos iniciáticos y fundamentales en la formación de una personalidad. Sentirse incómodo en donde vivimos, sentirse torpe al hacer algunas cosas, esos episodios transformados en dramas por nuestra sensibilidad adolescente…
“Buscaba que la gente sintiera que ha pasado por cosas parecidas a pesar de que no haya vivido en Cali o en Quito o no sea mujer”, ha dicho la dibujante.
Virus tropical y Todo va a estar bien son libros en los que narras pasajes autobiográficos. ¿Qué te permitiste en ellos que no habías hecho antes?
Todos mis libros narran pasajes autobiográficos: qp, Por Dentro/Inside y Nos Vamos también. Cada libro lo pienso como un proyecto en sí mismo, por más que todos juntos completen la historia de mi propia vida, la que sigo viviendo. Los materiales y los temas me enfrentan a una manera distinta de hacerlo. Y mientras voy creciendo y moviéndome por distintas ciudades mi dibujo va cambiando y mi manera de escribir también, así que puedo hablar del pasado de una manera distinta, explorar la autoficción y nuevos caminos.
¿Cómo nace tu relación con el dibujo, y más tarde, con el cómic?
Siempre dibujé. Mi trabajo siempre estaba ligado al texto en pintura y dibujo. Cuando me gradué de artes plásticas me fui a vivir a una residencia artística en París, ahí volví a leer cómics, me imagino que para aprender francés. Ahí encontré muchas mujeres, algo que yo nunca había leído en historieta y menos con ese tono autobiográfico y con un dibujo muy particular que tenía personalidad y me contaba otras cosas, así que me sentí tentada a hacer las mías propias.
¿En qué consiste la labor de Chicks on Comics, el colectivo del que formas parte?
Chicks on Comics nace durante el 2008 en un momento donde no conocía a muchas chicas historietistas. Fue una idea que se nos ocurrió a Joris Bas Backer y a mí; en el momento en que nos conocimos nos dimos cuenta de lo solas que nos sentíamos en ese mundo tan de hombres.
Así que invitamos a otras historietistas de distintos lugares del mundo a tener un diálogo en viñetas y subirlo a un blog. A partir de ahí hemos hecho muchos proyectos juntas, expuesto en muchos lugares del mundo y hemos invitado a otras a ser parte de distintas acciones. Siempre buscamos la manera de hacer algo colaborativo y de diálogo por medio de los cómics.
¿Cómo llegan tus libros al catálogo de La Editorial Común, el sello que llevan Liniers y Angie?
De Liniers era fan como todo el mundo. Le comentaba en su blog y una vez me comentó en el mío, nos volvimos amigos virtuales, como con muchos historietistas… Estamos hablando de 10 años atrás. Internet era otra cosa. Un día salió una convocatoria en Colombia para un concurso de novela y yo estaba haciendo Virus Tropical, sabía que era imposible ganar porque era historieta, pero igual participé. Para ello necesitaba un tutor, así que le dije a Ricardo si quería y podía. Quedé en segundo lugar, no gané, pero cuando le conté me dijo que él y su esposa estaban abriendo una editorial y que me querían publicar.
Finalmente, si hiciéramos un ejercicio de imaginar que Virus tropical forma parte en un árbol genealógico imaginario, ¿con qué novelas gráficas de otros autores compartiría rama?
Daddy’s Girl, de Debbie Dreschlet; Diario de Nueva York, de Julie Doucet; Persépolis, de Marjane Satrapi, y Drinking at the Movies, de Julia Wertz.