Este viernes visita la ciudad Rabit, un productor que colaboró en fechas recientes con Björk. Específicamente, participó en “Losss”, uno de los tracks de Utopia, además de encargarse de varios remixes de Vulnicura. Para referirse a lo que él hace, la islandesa usó una frase que suele utilizarse para “vender” los sonidos de Rabit: techno del siglo XXI. Estupenda y comercializable manera de promover lo hecho por Rabit, pero que decepcionará a muchos si lo que esperan al llegar a verlo es bailar toda la noche.
Con Rabit, el alias de Eric Burton, estamos ante un artista que ha contribuido a configurar eso que ha sido llamado experimental club music junto a otros productores como Arca, Chino Amobi, Angel-Ho o Elysia Crampton. Pero lo cierto es que ubicarlos bajo una misma etiqueta lo único que nos da es falsas certezas. Basta concentrarnos en el caso de Rabit para darnos una idea de lo inaprensible de su propuesta. Encontré una frase que ilustra mejor su carácter impredecible como productor: “Rabit se ha mantenido empujando la escena grime, primero deconstruyéndolo y luego llevándolo a nuevas fronteras de rareza”. Y quien decida tener una inmersión en Les Fleurs Du Mal, su álbum más reciente, tendrá una cáustica probadita de los rumbos hacia los que ha orientado sus exploraciones en su trabajo más reciente. Alguna otra reseña se ha referido a esa orientación como el abandono de las limitaciones de la pista de baile para ir hacia algo más esotérico, hermético. Lo cierto es que estamos sobre todo ante una propuesta que, desde su incomodidad, nos planta frente a sombríos paisajes sonoros que expanden la experiencia auditiva. ¿Se animan a escucharlo este viernes en Terminal – Club Antisocial (Bolívar 21, Centro Histórico)? De la devastación no pasaremos.
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